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IULIA

Me levante del ataúd cerca del atardecer, corría el rumor que la asesina atacaría un club de la ciudad esta noche nos preparamos para hacerle frente. Yo estaba cansada de esta guerra constante con los humanos, hacia más de un siglo que no asesinaba a un humano para beber su sangre, habíamos perfeccionado una dieta a base de roedores, serpientes lo duro fueron los primeros años de nuestra nueva abstinencia y con el paso del tiempo la ciencia nos dio un suministro de sangre humana ilimitada. Tengo alrededor de unos trescientos años como mi hermano Camus desde siempre odie mi condición de hematófaga, mi hermano lo disfruta demasiado ambos hemos visto mucha sangre a lo largo de nuestra existencia, en las guerras de independencias y los conflicto mundiales, cargo con el estigma de querer acoplarme a una vida casi humana, el sol no nos afecta pero nos revela nuestra diferencia las pupilas verticales se descubren a la luz del sol de sobre manera, además nos exponemos como mucha negligencia a los cazadores.
Camus comento que la cazadora tiene una particular y depravada costumbre que la hace casi tan fuerte como nosotros e igual de resistente por mi parte si tengo la oportunidad la liquido en el acto. Cierno a mi cuerpo forrado en un conjunto de cuerpo negro cuatro pistolas colt.45 y una espalda corta, para después recubrirme con un sobre todo también de cuero negro. Cuanto añoro una vida tranquila, debería estar ya muerta, bueno lo estoy pero no debería estar ya en este mundo.
Cruzo la habitación la luz de un sol moribundo entre por la ventanilla dando a la estancia una apariencia melancólica el ataúd en un pequeño pedestal de piedra de color caoba forrado en el interior en terciopelo me quede grabado unos instantes al salir del; mi apariencia física es el de una joven no mayor de veinticinco años, cabellos rojizos, con los ojos verde con esa pupila característica y diferente adornan la palidez más fría y mortuoria pero de gran atractivo para los hombre y mujeres, mi cuerpo prefecto con el cual las mujeres y los hombre se mueren; ellas de envida algunas de lujuria tanto como los hombre humanos por su puesto.
Camino ya por los pasillos fuera de mi único refugio solitario frío y cavernoso para entrar en el laberinto de pasillos de la misión de de la familia “Corvus Atrox”, habitación queda en el sótano allí nada me ha molestado nunca es el único lugar donde me dedico a los placeres mas humanos posibles lectura escritura y música, ahora subiendo las escaleras que dan el primer piso las paredes están iluminadas con lámparas fluorescentes; de piedra sin más adornos que las manchas negras de las antiguas antorchas cuyos soporte se encuentran ahora llenos de arañas. Llego a la primera planta de la mansión mas iluminada; la familia se prepara Camus, de cabellos negros y atractiva piel pálida y ojos azules, vestido de vaquero jeans azules y camisa blanco, sombrero y fumando un cigarrillo de mentol, inspecciona las miras de su sendas MP.5, con pistolas magnum una cada lado y con el mango al frente al estilo de Salvaje Bill, frente a mi padre digámosle así para fines prácticos, limpia los cañones de su escopeta Remington, un hombre de apariencia de unos 27 años misma piel fría pero atractiva ojos cenizos y nariz aguileña, mirando a mi también madre para fines prácticos, una mujer de apariencia de veinticinco años de una belleza superior a la mía, encantadora y querida, su cabello es rubio, con ojos grises que atenúan cualquier brillo en los míos; afila una gran cantidad de navajas cortas si se las ciñe a las esbeltas piernas en unas cintas de cuero, al ver me lanza mi siempre querido desde hace unos cuarenta años AK- 47, la inspección del armamento siempre lo hacemos en silencio, por mi parte es un momento critico antes de la caza. Tocan a la puerta mientras me aprovisiono de diez cargadores y una bayoneta que incrusto en el cañón del fusil, mi padre abre la puerta y deja entrar a los visitantes son los miembros del aquelarre de la ciudad:
-Amigos buenas noches- Saluda mi padre Tiberius de manera afectuosa a los llegados, sabe que pudiera ser que es posible que algunos no vayan a ver la luz amanecer después de esta noche.
-Bien Tiberius, buenas noche a todos-le responde el saludo Octavianus el líder de este grupo- en marcha pues, según unos contactos tendremos un contingente de humanos esperándonos, hay que tomarlos por sorpresa, aquí somos 20 nos dividiremos en cuatro grupos de cinco; pensaba que Camus y Iulia formaran un grupo con Gaius, Filius y Plautia.
Augustus, Germanicus, Drusus, Aelia, Livia, otro grupo. Nerva, Galba, Domitius, Drusilla, Valerius. Agrippina, Junia, Vitellius, Ud. y yo formaríamos el cuarto grupo y atacaríamos por los flancos de la formación de los cazadores. Mientras pronunciaba las indicaciones el grupo fue entrando en el vestíbulo. La ansiedad ya estaba asiendo estragos en mi la mayoría de los presentes eran chicos y chicas que conocía de una vida con los cuales he disfrutado de las comodidades de ya nuestra alta posición ya que siendo vampiro tienes todo el tiempo del mundo para surgir, con Gaius tu una duradera relación hasta que transformo a Plautia y se convirtieron en pareja.

-Sí, coincido contigo, tengan cuidado, Camus ha descubierto que la cazadora se inyecta sangre vampira para tratar de igualar fuerza y resistencia, El fue quien la identifico y es Él quien tratara con ella, a los demás cuantos más asesinen mejor.- dijo mi padre cargando su Remington y echándose la al hombro, seguidamente se oyen sonidos metálicos, los presente terminamos de ajustar y cargar las armas, prestos para la carnicería que se acerca. Salimos de la mansión la noche es fresco la luna iluminaba a la ciudad, decidimos trasladarnos a pie el club estaba cerca y no queríamos desperdiciar combustible, mala idea, en la primera parte de trayecto, sucedió como estaba establecido.
Pero al estar cerca de la ciudad inicia la balacera, fue rápido, oímos un cañonazo, y en medio del grupo estallo algo no se que fue pero esparció gran cantidad de metralla de plata fundida y saltaron como 40 atacantes, nos esperaban, entre la confusión lo que pude oír fue a Camus gritando: -Es ella, es mía- mientras la estilizada figura de una mujer como yo se abría paso entre nosotros a punta de espada, el olor a sangre y mugre se esparce por la calle, los aullidos, chillidos de los contendientes, la cazadora empuña en una mano una espada larga que destellaba a la luz de la luna ya dando destellos rojo, ya ha cortado unas cuantas cabezas. Reacciono con eficaz y entro en combate con dos hombres uno grande y musculoso, el otro más bien viejo, al anciano, con solo una ráfaga cae al suelo con su cráneo destrozado la masa encefálica desparramada avisa que la batalla comenzada se convertirá en una masacre, el musculoso trata de huir pero salto encima de Él, cual león a su presa, de un mordisco le cerceno prácticamente la cabeza. Recorro con la vista la calle; Camus está enfrascado en una feroz escaramuza con la cazadora y otro hombre voy veloz a ayudarle, cuando de repente ante mi cae el cuerpo de Junia con la cabeza separada del cuerpo par desaparecer en una voluta de humo gris y el brazo de un hombre precediendo el cuerpo inerte del dueño que remato poniéndole una bala en la frente destruyéndole la cara y llenándome la cara de sesos y sangre, la sed de sangre se despierta en mi. Es como un hambre atrasada de días y me pusieran de frente las exquisiteces más recomendadas. Mi padre y madre abaten a tres cazadores más.
Pero aun así, nos sobre pasan en número y su técnica de cacería es avanzada y los vampiros caen como moscas, los cazadores nos superan dos a uno y lo utilizan con sabiduría, atacando a los más débiles y destruyéndolos o haciéndolos prisioneros, para sus macabros planes Drusus y Augustus caen abatidos, Nerva y Galba, presos son sacados del campo esta pequeña escaramuza esta ya por terminar, mi padre llama a retirada, y nos replegamos, la mayoría a reaccionado bien al aviso pero Camus está enfrascado en la refriega con la cazadora, yo pongo fuera de combate a 2 cazadores necesitamos información y prisioneros. Después de ello rauda voy con mi hermano, que lucha codo a codo y parejo con la cazadora, no he visto humana más bella que esta; una palidez casi igual a la mía, con la melena castaña y ojos de verde, sus ropas ya echas jirones deja entre ver su escultural cuerpo. Pero lo más impresionante es la furia, odio e ira que irradian sus ojos que la convierten en un demonio infernal, seré un hematófago, pero esta chica, transpira oído puro, en sus ojos pude ver la ira y rabia contenida en su espíritu, la venganza es la energía que impulsa los movimientos excepcionales en la batalla. Con la espada le ataco por detrás rasgándole la chamarra de cuero Camus ataca su frente con habilidad que ella rechaza el ataque con maestría, al voltearse para atacarme me ve a los ojos, y su mirada cambia de en un parpadeo y vuelve a cambiar en otro, por un momento veo bondad en ellos, pero en seguida recupera su furia anterior rechazo otro de mis embestidas y otra de Camus y con velocidad saca una de sus pistolas dispara hacia mí las balas pasan rozándome la coronilla y se van a alojar en el pecho de Vitellius quien cae y de tras de Él le caen como buitre a una carroña, decenas de cazadores lo manean y con él, veloces desaparecen en la noche. La refriega con la cazadora aun no acaba, esta simple humana lee todos nuestros movimientos con una facilidad increíble es como una de nosotros, la diferencia radica en que ella sangra, y el olor de su sangre me trastorna, tiene un aroma suculento que me incita a morderla, el instinto prevalece le embisto con fuerza, tomándola por el cuello la estrello contra poste de luz, este se dobla por impacto. En sus ojos percibo un veneno carcomiéndole por dentro, un dejo de miedo por la muerte se avista en su mirada. Su aroma me recorre todo el cuerpo mis terminaciones nerviosas se sobre excitan, una fragancia de flores; rosas y claveles estimulan mis sentidos. Abro mis fauces mis colmillos se abren paso mientras abro mi boca lo mayor posible, su olor penetra junto con el aire en una bocanada que aunque no necesito; agrada a mi esófago y mis pulmones se rehabilitan ante la magnificencia de su aroma. Algo en mi no me deja terminar esa última parte del trabajo, su olor me embota que no soy capaz siquiera de percibir que tengo la boca hecha agua, es una droga que me perturbo por un momento. La cazadora lo aprovecha para meterme una bala en el pecho, esto hace que vuelva brusca a la realidad, ella tomando la espada trata de cercenarme de un tajo la cabeza, solo con unos segundos, la lanzo por los aires para desparramarse al otro lado de la carretera contra una pared que queda hecha añicos. Aun aturdía por el episodio Camus me toma de la mano, para perdernos en la oscuridad nocturna. Ya en la mansión al llegar están los demás reunidos haciendo el balance de la fallida expedición; de los veinte solo la mitad vuelve a la mansión cinco de ellos yacen evaporizados en el asfalto.

Texto agregado el 23-03-2010, y leído por 118 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-03-2010 Bueno, un relato gótico, desde un punto de vista poco común hasta cierto punto ( la del vampiro). Al menos pase un buen rato y cumplista la labor del escritor: entretener, gracias. churruka
 
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