Yo nunca enfermé de flores, Como polvo del pasado, A los pétalos de amores Los barría hacia los lados. Un destino empedernido Me hizo cumulo de un ángel Que en mi Torre de Babel Su alma plantó como nido Hoy sufro de sus olores. El viento del ayer llueve Sobre un verano de nieve Sus besos con mis dolores. No perderé la cabeza. Me abstengo a esa confianza De soñar sin la esperanza De retozar su belleza. Y seré el tonto vigía Que sentado en la brea arena Espera por todo un día Para ver la luna llena.
Texto agregado el 22-03-2010, y leído por 196 visitantes. (2 votos)