Me acuerdo de aquel arbolito
que nació frente a la casa
sin que nadie lo plantara,
me gustaba por bonito.

Decías que no daba frutos
que hasta antiestético era
y que en las tardes obstruía
de los vecinos la vista.

¿Te acuerdas que de sus ramas
le colgué un columpio a Tito?
Pero siempre te quejabas
de que sus flores cubrían
el cesped por la mañana
y tu eras quien limpiaba?

Hoy te has empecinado
en que debo de cortarlo.
Fíjate que interesante:
Cuando un indio en Guatemala
tiene que cortar un árbol
previamente a derribarlo
le pide perdón de hermano
y le ofrece una plegaria.

Hoy por fin he comprendido
lo que nuestro indio siente
cuando el patrón le ordena
que corte tal o cual árbol.

Te di gusto, corté el árbol
y le pedí mil perdones.
Cuando tu te percataste
de lágrimas en mis ojos,
me abrazaste y me dijiste:
"Perdóname que te obligara".

No pidas perdón de mi
pídele perdón al árbol,
fué su vida, no la mía
la que esta tarde cegaras.
yo...yo solo portaba el hacha.

¿Satisfecha?