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Llega a la piscina del conjunto, aun vacía por ser domingo muy temprano, se recuesta en una silla reclinable, lo grande de las gafas negras, contrasta con lo diminuto de su bikini, gafas negras que tratan de disimular el maltrato físico del que ayer fue sometida.

El aun dentro del apartamento, despierta bajo una fuerte resaca, producida por una mezcla explosiva de fármacos y alcohol, queriendo pensar que lo de ayer en la tarde fue una pesadilla, reconocer que está en el apartamento de ella, confirma lo violento de su comportamiento, camina hacia el baño y ve un desorden sin igual como si una jauría de perros hubiera visitado el lugar.

Ella recostada tomando el sol, sorbiendo tragos cortos de una bebida ligera, sintiendo sobre su piel la agradable sensación de la mezcla entre la brisa matutina y los primeros rayos del sol, cierra los ojos y recuerda el placer, que este joven moreno, acuerpado y bien dotado le brinda.

“Valió la pena” piensa.

El desnudo se mira frente al espejo del baño, e imaginariamente se compara con este mensajero que es capaz de despertar grandes pasiones en esta hermosa, profesional y exitosa jefe de comunicaciones de Téllez Ltda.

Ella en un corto sueño, recuerda su infancia en Stuttgart, ciudad alemana que hace 25 años la vio nacer, de buena posición social y económica, siempre tuvo la oportunidad de viajar mucho, y en unas cortas vacaciones en Colombia, quedo eclipsada por la calidez de sus gentes, y decidió echar raíces aquí.

El, 35 años, afortunado en muchos frentes, que ha poseído todo lo que ha querido, desde autos de juguete hasta muñecas de verdad, no entiende como esta aria, blanca, de belleza exótica, fija sus ojos en un pelafustán que recorre la ciudad en una moto desvencijada, su único bien material.

Lo anónimo de los personajes y lo consensuado del maltrato, hacen que este vil hecho no sea denunciado, es más les conviene, mañana será lunes y todo volverá a la normalidad. Pero el maltrato físico estará ahí, latente, dejando imborrables marcas en la dignidad de ella, y elevando el ego de este vengador macho latino.

Ella, espera la confirmación del portero, de que el señor del BMW blanco ya se ha ido, sube al apartamento, toma su celular, llama al muchacho al avantel de la empresa, y con una leve sonrisa de satisfacción y lujuria, planea su siguiente encuentro furtivo.

Texto agregado el 18-03-2010, y leído por 77 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
18-03-2010 Que ya lo subiste, joder, que lo vuelas a poner no lo mejora, a ver si ya puso la marrana, eh? marxtuein
 
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