“Las espinas de la rosa”
-La otra versión -
V
-Esa noche no pude dormir tranquilamente, después de que les contara lo que paso a Ivonne y a Alejandra, ellas decidieron ayudarme a escoger ropa, y ver que era lo que tenia que hacer en esos casos ya que nunca había tenido una cita con una chica, las ideas de Ivonne eran buenas pero no aplicables a la realidad desde cierto punto y Alejandra daba observaciones acerca de lo que debía de hacer si algo salía mal, así que estaba mas confundida que aclarada en este asunto.
Al final decidimos que de toda mi ropa, algo que cautivara a Judith debía de ser atrevido pero discreto que me hiciera deseable-algo que jamás había hecho en mi vida- pero debido a las condiciones del clima de ese mes, lo mejor era vestir algo que fuera abrigador y cómodo a la vez. Además de que el maquillaje debía ser mesurado y cosas como esta eran los comentarios que lograba sacar de mis amigas.
En la hora de la cena ella se nos unió y quedamos que ella pasaría por mí a las diez de la mañana, así que tenia tiempo para prepararme y desayunar, además de ir a despedir a Ivonne y a Alejandra.
Al día siguiente me levante a las nueve y treinta de la mañana ya que Ivonne tocaba la puerta como queriéndola derribar. Era extraño lo que pasa cuando no puedes dormir en la noche ya que tu cuerpo parece cobrártelo ya que apenas amanecía el sueño me invadió toda y caí rendida ante él.
Apenas abrí al puerta Ivonne salto sobre de mi y me introdujo en el baño ayudándome a desvestirme.
-¡Mujer no puedo creer que hoy tienes una cita y te la pasas durmiendo!, apúrate, nosotras te ayudaremos, así que date prisa.
Si bien los gritos de Ivonne no me quitaron totalmente el sueño que aun yacía pegado a mis parpados, el agua que salió de la regadera cuando me introduje en ella si lo hizo bañándome toda y empapando cada rincón de mi cuerpo, era algo refrescante y sobre todo acogedor, la sensación del agua acariciándome toda con cierta delicadeza, parecía que era acariciada por Judith con esos dedos delgados y estéticos en su persona.
Salí de la regadera y cogí la toalla y con su ayuda repasaba los contornos de mi figura lentamente, abrí la puerta y saque algo tímida la cabeza para pedir mi ropa, Ivonne me miro con una cara de “¡oye somos mujeres todas, no tienes porque sentir vergüenza!”, mas sin en cambio no me gustaba estar expuesta ante otras persona como lo hacia Lei cuando terminaba de bañarse. Me puse la ropa interior, acomodando los pliegues de las bragas y acomodando mis senos dentro del sujetador moviendo mis hombros y escuchando el tronido de estos. La blusa azul que Ivonne había escogido para mi la abotone rápidamente, me coloque el pantalón y me calcé con las zapatillas negras, después salí y Alejandra ya en mi escritorio tenia todo lo necesario para peinarme-al parecer estaban mas entusiastas por la cita que yo- sin embargo no podía culparlas en absoluto ya que en ellas predominaba un sentido de ayuda, y la verdad si se hubiera tratado de Ivonne yo también la hubiera ayudado.
Alejandra tomo mi cabello cepillándolo de arriba hacia abajo y sujetando con una peineta, mientras que mi flequillo quedaba volando, problema que fue resuelto por el broche que uso colocándolo en orden, mire el reloj, a pesar de que el tiempo se había acabado Judith aun no llegaba, así que trate de relajar a mis apuradas compañeras. Ivonne m maquillaba y a cada movimiento se me quedaba viendo unos cuantos segundos como contemplando alguna obra que estuviera haciendo tan sagazmente y verificando que a cada paso no cometiera un error alguno. Después de un tiempo, y colocándose completamente derecha y asintiendo con la cabeza dio una señal de aprobación a lo que había hecho.
-¿Qué opinas Ale? –le pregunto a la chica detrás de mi que al escuchar la pregunta se paro al lado suyo y observándome sonrió como si le hubiera dado tanto gusto el verme así.
-La verdad no puedo decir que antes no te vieras bien Nat, pero así te ves angelical, creo que te ira bien, si, eso es lo que creo.
No entendía el porque estas palabras que tenían un contexto de alago debían de serme totalmente gratificantes, no es que se tratara de vanidad en mi caso, es que era la primera vez que me decían eso y yo no estaba acostumbrada a escucharlo de otras personas que no fueran o mi padre, mi hermano Arturo y recientemente Mónica y Judith. Así que me levante del asiento y camine al baño donde el espejo me mostro a una Natalia Merlo Mondragón totalmente distinta, nunca me había visto de esa manera, si era obvio que me había maquillado, pero siempre lo hacia de una forma que no llamara la atención, pero esa vez ni yo podía reconocerme.
La puerta sonó, Ivonne se paro en el umbral de la puerta y me sonrió.
-Deja de ser vanidosa, me parece que tu Julieta…..quiero decir tu Romeo esta aquí.
Alejandra estaba en la puerta para abrirla a la orden de Ivonne, yo me coloque mi suéter que había escogido para esa ocasión y me coloque perfume en mi cuello, aquella fragancia que tanto le encanta a Lei y cuando estuve lista Alejandra abrió la puerta levemente.
-¡Buenos días Alejandra! ¿Esta Natalia he venido por ella?-hablo la voz detrás de la puerta.
-Si, si esta, pasa por favor.
Y abriendo a puerta vía a Judith vestida con su pantalón de vestir negro y una blusa morada y en sus manos una rosa blanca, como las que solía darme cuando se presento la pelea con Mónica.
-Estas muy guapa Natalia.
El comentario hizo que me sonrojara y solo pude balbucear algunas palabras en sentido de gratitud.
-Gra…..gracias. Significa mucho para mí, la verdad tú también estas muy guapa Judith.
Ella se acerco lentamente a mi y estiro su mano para entregarme la rosa, sin embargo estaba embelesada por ella, se veía completamente diferente sin sus lentes y con su cabello suelto le daba una apariencia muy linda y femenina que era intoxicante y necesaria en ella.
-Esta es la parte en al que tomas la rosa-musito Ivonne que estaba a mi lado. Yo la vi cuando dijo esto y una sonrisa que salió de ella se mostro.
-¡Oh perdona, no quería dejarte con la mano estirada!-tome la rosa al momento algo torpe con las acciones de mis manos-gracias por la rosa es muy hermosa, sinceramente te lo agradezco. Pero me podrías esperar quisiera acompañar a mis amigas para despedirlas
-No, no es necesario Natalia-respondió Alejandra al momento-además ya nos vamos, así que no se preocupen por nosotras, ya nos vamos, que se diviertan.
Judith me miro y se encogió de hombros, mientras que Ivonne se deslizo cual serpiente para aparecer al lado de Alejandra y ya que Judith estaba de espaldas empezaron a hacer ademanes que podía entender como “suerte” o “animo” o algo así y nos dejaron solas. Pase un poco de saliva e inmediatamente ella me beso tiernamente los labios mas una caricia leve con sus manos sobre la piel de mi cara.
-¿Nos vamos?-pregunto.
-Si, claro, vámonos- le respondí y camine hacia mi escritorio donde tenia un abolsa de mano que cogí y salí con Judith.
-¿te apetece que vayamos a desayunar primero? –pregunto mientras caminábamos hacía la salida, yo asentí con la cabeza en signo de afirmación, al ver esto ella continuo- ¿Qué se te antoja desayunar?
-Lo que tú quieras. La verdad me comería cualquier cosa.
Llegamos a la salida en donde había un taxi esperando; el viejo Ignacio nos dio los buenos días y nos abrió el portón para que saliéramos. Nos aproximamos al auto en donde el conductor al vernos entro y puso en marcha el motor. Judith abrió la puerta y me hizo entrar, esta cortesía por su parte me hicieron sentir extraña, una vez adentro, Judith le indico al señor que manejaba al lugar donde queríamos ir, haciendo varias maniobras el auto comenzó a moverse.
Me preguntaba mientras avanzábamos que tanto había cambiado los lugares a los cuales solía ir con mi familia, no los había llamado cuando prometí y no había recibido llamadas de ellos, me había ensimismado tanto que me sentí algo liberada cuando veía como el paisaje pasaba cuando el auto marchaba, era como una película que mostraba pedacillos de una película tan natural. Judith apretó mi mano, me volví a verla y me sonrió, lo hice igual y continúe mirando a través de la ventana.
Cuando llegamos al lugar que Judith había indicado, ella salió primero y gentilmente me ayudo a bajar, “las calles de la ciudad son muy concurridas”, pensé ya que mucha gente caminaba para apenas no pasar de medio día, los autos transitaban por la gran avenida y nosotras comenzamos a caminar por la acera, Judith volvió a preguntarme acerca de mis gustos, los lugares que vimos primero eran conocidos y relativamente claros y aunque Judith m decía que no era problema sentí que no quería ese trato por parte de ella, además de que a mi me gustaban las cosas sencillas, después de pensar algunos segundos seguimos caminando y llegamos a un restaurante normal y sencillo donde entramos y nos sentamos en una mesa cercana a la salida. La camarera se dirigió a nosotras y nos dio el menú, nos hizo algunas recomendaciones, mire la carta y pedí un jugo de naranja con unos hotcakes, además de un plato de fruta, que era lo que normalmente desayunaba los fines de semana cuando estaba en mi casa. Judith se sorprendió por lo que había pedido, así que ordeno lo mismo, la mesera se retiro y después de un tiempo trajo las órdenes.
-¿Te gusta este sitio?-pregunto Judith.
-Si, es muy casero, y me recuerda a mi casa, es algo parecido a la nostalgia, eso creo yo.
-Me alegra, así que no quiero apurarte, pero quisiera que después caminaras conmigo, ¿no se si te importe?-dijo antes de meterse un pedazo de papaya que había clavado con las puntas del tenedor.
-Me parece bien, me gustaría-dije con una risa que me había provocado yo misma de la nada.
Al terminar de desayunar, me parecía que yo invitase la comida, pero ella me lo prohibió tajantemente y me pidió que en lo que sobraba de esa cita ella se encargaría. No era que no lo considerara como un halago y como uno de los múltiples consejos que Ivonne y Alejandra me habían dado, pero me hacia sentir un poco incomoda.
Salimos y caminamos por la calles observando los aparadores de ropa y varias cosas mas, mientras lo hacíamos y ella caminaba a mi lado, su mano se golpeaba no se si accidentalmente o a propósito hasta que después de algunos golpes mas, ella tomo mi mano y enlazo sus dedos a los míos, yo tenia mi mano sujeta a la de ella mientras caminaba, pero cuando veía pasar a alguien la soltaba de inmediato.
Ella se percato de esto y se detuvo; parecía ser que la había ofendido por esa actitud que había tomado, predominantemente no estaba acostumbrada a andar por la calle tomada de la mano de una mujer, así que era nuevo y embarazoso ya que hasta el momento, a pesar de que la había besado y sentía algo raro cuando ella lo hacia, no podía definir si el sentimiento que poseía dentro de mi fuera igual al amor o un simple encariñamiento que yo estaba llevando a un grado máximo y que por ende Judith entendía como otra cosa.
Seguimos andando y después de unos cuarenta minutos de caminar encontramos un parque en el cual a pesar de la estación en la que estábamos el sol se hizo un pequeño hueco y salió. Una banca metálica nos sirvió par volvernos a sentar y observar a las personas que pasaban, casi todas ellas eran parejas que irónicamente estaban tomadas de las manos. Me quede callada mientras Judith hablaba, la escuchaba atentamente, veía sus labios finos moverse y se parecían a los de ella, un flash back referente a esa noche cuando estuvimos en el kiosco y me dio la rosa y se declaro, palabras de amor algo que me había cautivado de Mónica, en esas palabras tenían una sinceridad y los movimientos de Mónica eran muy parecidos a los de Judith.
No se que tenían las dos, era como si al verlas una pasión m quemara por dentro, además del recuerdo de ella avivaba los sentimientos de esa otra Natalia que quería a Mónica y sentía que la vida sin ella era un tormento y que la requería para que esa Natalia tuviera una vida que era como un juego de niños. Por otra parte los ojos de Judith me envolvían y sentía morir más de mil veces y resucitar al escucharla hablar. ¿Qué podía ser lo que quería? ¿Mis sentidos funcionan o dependían de alguna de las dos?, el susurro de la Natalia que quería a Mónica era guardado por la personificación de ese alter ego que solo podía estar con Judith.
-¿te pasa algo Natalia?, estas distraída.
-No, no me pasa nada, es que estaba pensando en otra cosa.
-Me pregunto que podría ser, espera, no me digas tratare de adivinarlo. Estabas pensando en que te gusto mucho y que quieres que te bese.
-No estaba…..no estaba pensando en eso-me gano la risa al igual que a Judith-pero buen intento.
Judith miro su reloj y vio la hora y después de esto se levanto y se estiro.
-Bien, vamos, como te había dicho ayer. Así que vamos al cine-me estiro la mano y yo la cogí y empezamos a andar.
Cierto viento soplaba mientras caminábamos, era frio y a la vez algo refrescante jugando con mi cabello haciéndolo moverse de un lado a otro a pesar de la s peinetas que lo sujetaban. Al llegar al cine vimos la cartelera, había un basta programación que se presentaba así que escoger no era problema aunque los gustos que ambas teníamos eran algo distintos de lo que podíamos creer, yo quería ver una película de terror sin embargo Judith que creyó poder leer mis gustos eligió una película cuya temática era el romanticismo- no es que me molestara esto, pero estaba tan acostumbrada a otras cosas, aunque debo decir que ella se esforzó, así que no puedo culparla del todo- e ingresamos a la sala donde se proyectaba. Subimos hasta la parte mas alta en la ultima fila, durante el trayecto o mejor dicho un vía crucis para mi ya que cargar con la bandeja de las palomita y de las bebidas se me hacia algo difícil, aunque quería hacerlo ya que ella se había prestado a pagarlos y lo menos que podía hacer era portarme gentilmente.
Mientras subía los escalones las filas donde podía ver a las parejas que también asistían a la proyección de la película tomados de la manos o diciéndose cosas al oído, alguno abrazados arrullados por esa atmosfera en donde las luces algo escasas antes de comenzar, los alentaban a posibles caricias y besos. Camine por el pequeño pasillo que hay entre los asientos y llegamos a las ultimas butacas de esa fila, Judith se adelanto y me cogió las cosas de las manos para que yo bajara el asiento y me sentara, después de hacer esto yo tome la bandeja de sus manos y ella tomo su asiento, colocando su bolsa en sus piernas. Como no había nadie a nuestro lado sentado, baje el asiento y coloque la bandeja con las cosas sobre el mientras me quitaba el suéter ya que era curiosos que se acrecentara el calor a unos minutos de haber llegado. Cuando me lo sacaba mi blusa se halo con el y dejo que se viera mi vientre, me detuve para acomodármelo, pero Judith sujeto la blusa y la jalo dirección abajo y con un ademan me indico que prosiguiera. Me lo quite por completo pero aun cuando había terminado, Judith no quito su mano de mi blusa.
Algunas persona aun se acomodaban en sus asientos y las luces gradualmente se empezaban a apagar, ella comprendió por mi mirada que no era el lugar y se acomodo pidiéndome la bandeja, yo la pase y la pantalla empezó a mostrar las imágenes que eran mandadas por el cinematógrafo.
La película tenia buena trama, me arrancaba ciertos suspiros. Judith parecía algo monótona y parecía arrepentida de haber escogido aquella película. Tomaba un puño de palomitas, las llevaba a su boca y después de masticarlas un poco sorbía algo de su bebida y después la colocaba en el portavasos, me miraba un poco y después se acomodaba en su asiento. Yo fingía no darme cuenta de esto, sin embargo una puede tolerar esto máximos unas tres veces, mas sin en cambio cuando se da como diez veces seguidas es algo molesto.
La escena donde la protagonista esta en una sala con el tipo que trata de seducirla se presento, algunos diálogos de amor, un abrazo que se extendió por alguno segundos para que la inevitable acción del beso llegara. Estaba inmersa en esto cuando la mano de ella se poso en mi hombro, la mire pero ella parecía que quería le siguiera la corriente. Podía haberla botado de mi, mas sin en cambio quería saber hasta donde ella podía llegar-se que esto se escucha algo tonto ya que era una burda excusa para que ella me provocara lentamente- y ver si podía pasar algo mas.
Su palma bajo hasta mi mano a la cual la sujeto con algo de fuerza. Después se giro un poco acostando su cabeza sobre mi hombro, podía sentir el respirar de ella en mi cuello y después sus labios besando mi cuello lentamente para lamerlo después encaminándola hacia el lóbulo de mi oreja y morderlo. La sensación de ello me ruborizo e hizo que el solo hecho de haberme quitado el suéter no sofocara el calor que se había encendido por causa de Judith.
-¿Te gusta eso?-una pregunta con un sentido algo lascivo rebota por mis tímpanos.
“¿Te gusta eso?” , no podía decírselo abiertamente que ella había provocado en mi un remolino de emociones que desembocaban en excitación carnal, ella quería que yo me apenara de una forma u otra, y aunque eran demasiadas emociones para la primera cita o lo que parecía ser una cita me gustaba sentir ese sentimiento extraño que era como amor, se parecía al amor, tenia su textura y forma pero que en el fondo no lo era ya que si lo veía claramente era amorfo, un sentimiento que no podía decirse que fuese nada descrito por alguien . Sin hablar, ella entendió y siguió.
El suéter que me había sacado y que ahora yacía en mis piernas lo tomo después de despegar su mano de la mía extendiéndolo en mi regazo y cuando lo hubo hecho comenzó acariciarme as piernas. Ella se coloco de lado y con su otra mano tomo mi barbilla y giro mi cabeza hacia ella donde su boca ya me esperaba y con un movimiento directo y franco junto sus labios con los míos y deslizando su mano por mi cuello para que las yemas de sus dedos delgados y apiñonados lo acariciaran haciendo que los receptores de mi piel llevaran esa información y como respuesta lograra que mi piel se erizara. Sus manos trabajaban independientemente y yo trate de también acariciarla, pero ella no me lo permitió, solo me dijo al oído “…..No te preocupes Natalia, yo lo hare”. Y su mano derecha acaricio mis pechos por encima de la blusa. Jugaba con ellos para que sus dedos desabrocharan los primeros dos botones de la blusa dejando mi escote abierto para que su cara se perdiera sobre mis pechos, pequeños besos en los senos y mordidas en ellos garantizaban en mí que el éxtasis se acrecentara.
La mano que estaba debajo del suéter comenzó a moverse despacio, como si memorizara cada palmo de mis muslos y como meta final para ella legar a mi entrepierna. Los jeans ajustados ayudaban a maximizar la sensación de las manos de ella. Yo solo tenia los ojos cerrados, obviando los diálogos de la película concentrándome en el mi respiración agitada y si prestaba atención era como si mis oídos se hubieran sensibilizado a tal grado que podía escuchar el palpitar de mi corazón. Era como el sonido de una batería unos golpeteos con un eco singular, el sístole se presentaba y unos segundos después el diástole que me indicaba la contracción de mi corazón.
Rozaba sus labios semiabiertos contra mi piel diversificando sus movimientos lentamente. No se si era una lastima o algo de suerte el que las luces comenzaran a prenderse gradualmente como lo hicieron cuando se apagaron para dar inicio a la función. Tosí un poco y Judith se separo de mí discretamente lamiéndose los labios y yo me acomode la blusa abrochándome los botones, la mire y una mirada traviesa y algo avergonzada era lo que se mezclaba en sus facciones. Quería estar seria pero al mirar el suéter en mis pies no pude aguantármela.
El olor a lluvia con el viento frio característico nos recibió al salir del cine; el pavimento mojado y el agua escurriendo por las ruedas de los autos cuando pasaban a velocidad, vi mi reloj y las manecillas en el marcaban las cuatro cuarenta y cinco de la tarde.
-¿Te parece si te invito a comer antes de que te lleve de vuelta?-pregunto-no seria problema además si llegas tarde, supongo que no estarán esperándote en los dormitorios.
-No, no me esperan, pero creo que estoy abusando de ti al permitirte que me invites……..
-Solo no quiero que te vayas. Quiero que estés conmigo un tiempo más; quiero conocerte, saber más de ti, tu familia, tus gustos. Quiero saber en que es lo que piensas cuando te encuentras distraída y si para saberlo necesito hacer cualquier cosa, la hare. Así que te pregunto de nuevo, ¿te puedo invitar a comer antes de que te lleve al colegio?
Judith sabia que soy una persona a la cual se le puede presionar con algo de culpa y una cara triste o con una pinta de ello, lo cual no dudo en usar. Me reí un poco y acepte la invitación. Era obvio que ella en verdad trataba de estar conmigo. Halagador, precioso, empalagoso, sofocante y excitante era como podía definir esos momentos con ella. Era como un dulce que pruebas y que después no puedes parar de comerlo porque te molesta al gusto, sin embargo cuando dejas de comerlo, sabes que no puedes dejarlo, que te atrapo completamente, así era ella; trataba de ser un buena persona conmigo a pesar de que ella posiblemente sabia que no estaba completamente segura de mis sentimientos, pero a Judith esto no parecía molestarle y eso era lo sofocante además del claro hecho de que siempre tratara de mantenerme a su lado y cuando trataba de dejarla-como en el caso de la comida ya que pensaba dejarla-en mi interior no podía hacerlo ya que solo necesitaba un pretexto que ella me diera para quedarme.
No importaba si ella quería tocarme, lamer mi cuello, besarme, tocarme y provocarme con sus caricias ya que en el interior de mi ser ansiaba que alguien se preocupara por mi. Sentía como si el estar lejos de mi familia me hubiera sensibilizado al extremo.
La siguiente parada fue un restaurante de comida china, ahí platicamos de mi familia, y de todo lo que ella preguntaba acerca de mi, parecía estar mas interesada en escuchar lo que tenia para hablar que en contestar preguntas, salimos del establecimiento cuando vi que la hora a la cual se cerraban las rejas estaba próxima. Tomamos un taxi y aunque yo insistí en que ella tenía que llegar a su casa para no tener problemas no le importo en lo absoluto y fue conmigo. En el trayecto recibió una llamada a su celular diciendo que llegaría un poco tarde así que necesitaba que alguien fuese por ella a la escuela. Me sentí apenada por este hecho. A las siete treinta de la noche ya estaba el la entrada de la escuela. Salimos del taxi, ella le pago al conductor que se retiro; estacionado se encontraba un auto cuyo conductor se dirigió cortésmente a Judith, esta le pidió que esperara. El viejo Ignacio nos saludo y desde la entrada me dijo que ya iba a cerrar, le respondí que pronto entraría y el con una sonrisa y un ademan quitándose el sombrero nos dejos ahí a las dos.
-Espero te hayas divertido Natalia.-dijo.
-Si, gracias, ha sido muy divertido espero que no te hay hecho sentir fuera de lugar ni nada por el estilo.
-¿A que te refieres?, la verdad estoy sorprendida con el hecho de que me hayas soportado y me hayas platicado de tu familia, ojala podamos salir en otra ocasión.
-Por supuesto-respondí.
Nos reímos momentáneamente y quedando frente a frente se habían acabado las palabras que podíamos decir por ese momento, ella se acerco a mí y me abrazo. Una calidez provino de ella entre ese frio que se calaba pegándose a la ropa. Un beso inocente en la mejilla y una fricción de sus dedos contra mis labios eran los ingredientes que ella necesitaba para que yo sucumbiera a que me besara en la boca. Un beso largo y profundo en el cual no estábamos adentrando cada vez mas una a la otra. Era algo que también me daba temor, la causa no la sabía pero si podía ver como Ivonne los rastros premonitorios de la consecuencia de esta acción y una de las dos sufriría si no lograba entenderme.
Entre a la escuela y el viejo Ignacio colocaba la cadena metálica en la reja desde donde vi como Judith subía al auto que la esperaba y despidiéndome de ella me dirigí a los dormitorios.
|