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“Las espinas de la rosa”
-La otra versión -
III
Los días pasaron y el lunes que seriamos presentadas a las demás chicas llego rápidamente, el domingo anterior no pude dormir tranquilamente ya que se había desatado una tormenta eléctrica y me dio un miedo algo absurdo para alguien de mi edad pero el miedo y cierta desesperación hicieron que de nuevo la cama y el cuerpo de Lei me sirvieran para conciliar el sueño o lo poco que tuve de el.
La mañana llego y el sonido de la puerta después de que de mala gana apague el despertador de Lei que molestaba cada día de la semana para que ella saliera a correr por las mañanas se escucho. Lei se encontraba en el baño duchándose mientras yo en mi pijama me levante bostezando y estirando mis brazos y ayudándome un poco tallando mis ojos para quitar la pesadumbre del sueño que aun tenia encima.
Abrí la puerta e Ivonne salto sobre de mi cuando lo hice. Alejandra se sorprendió tanto como yo y cuando entraron mire por el pasillo del piso, al final donde se encontraban las escaleras para subir y bajar me había parecido ver por unos instantes la silueta de Mónica que estaba espiando, claro que esta era una idea mas que paranoica.
-¿Estas lista?-pregunto súbitamente Ivonne, mientras que la puerta del baño se abría y Leilani salía de ella con una toalla en la cabeza y vestida con la mayoría de sus prendas.
-¿Lista?, ¿para que?-se que responder una pregunta con otra pregunta es algo de idiotas y tal vez en esos momentos sin era la idiota más grande pero estaba justificado aunado a que no sabia de lo que hablaba Ivonne, que era la mayoría de las veces.
-¡¿Para que?! no preguntes algo así Nat, ya te olvidaste. Hoy vamos a ir al consejo y es hora de que dejes ir ese recuerdo de Mónica para siempre o por lo menos para que reconozcas que tenia razón sobre ella y que en verdad tuve que haberla abofeteado.
-Ivonne, Natalia no va a causar mas alboroto del que ya se causo, ¿que no lo recuerdas?-dijo acertadamente Alejandra que ayudaba Lei a peinarse.
-Si, eso ya lo se, pero no me digan que no estaría fantástico eso, además creo que es necesario que Nat deje ese asunto de ella por una vez. Dime Nat-hablo dirigiéndose a mi con una sonrisa en su cara- me dijo un pajarito que tu y Judith………………..tu sabes.
Mire a Lei que de repente se puso colorada. Ivonne tiene una gran facultad para sonsacar lo que quiere, por lo menos lo había comprobado en varios momentos, y ahora no era la excepción. Podía tratar de negarlo, que fue lo que hice sin vacilar, pero antes de hacerlo sabia de antemano que si lo ponía de esa manera, ella no dejaría de molestar con tal de que le contestara.
-No, no se a que te refieres.
-Sabes que tratar de mentirme es algo que no debes hacer, ¿verdad?-Ivonne levanto la ceja derecha y trato de analizarme- bien, no importa, hay que irnos, recuerda que hoy tenemos examen.
-¡El examen!-lo había olvidado, solo por esos instantes la calma era demasiado utópica como para que fuera a durar hasta que Ivonne recordó lo que había que hacer ese día, y yo, estaba algo indispuesta- esperen no me tardo.
Por primera vez había entendido que el molesto sonido del despertador era algo bueno-solo para esos días de examen- y que debía tratar de apurarme. Afortunadamente para mi no se que haría si no tuviera amigas que en verdad se preocuparan por mi, al terminar de asearme, Salí y me vestí lo mas rápido que pude. Con ayuda de Ivonne me sujete el cabello y Lei trato de maquillarme un poco aunque hubo sus desperfectos en la técnica apurada que ahora tratábamos de implementar. Sin embargo después de veinte minutos pase de estar en pijama y toda desordenada a una chica que parecía una alumna , era como una metamorfosis momentánea que volvería a su estado previo apenas terminaran las clases.
Caminamos a la cafetería donde nos encontraríamos seguramente con Vanesa, la verdad tenia muchas ganas de verla ya que ella tenia cierta información valiosa de acuerdo a lo que pasaría ese lunes. La distancia que se había formado entre Mónica y yo a tal grado de dejar de vernos por la semana anterior- que para una parte de mi fue una eternidad- se esfumaba, ya que cuando Ivonne abrió la `puerta, el gesto que simulaba una sonrisa se volvió seria.
En la ultima mesa, acompañada por la pelirroja y la chica de ojos verdes que ahora me miraron cuando entre y en medio de estas chicas, se encontraba con su radiante esplendor que la caracterizaba y su tez blanca con su hermosos cabello negro y los ojos que dejaban ver a una Mónica triste que se acrecentó mas esa impresión cuando me vio entrar.
Yo precisamente no estaba muy alegre que digamos. Las heridas que se causan por las palabras sanan rápido, pero a mi ese tipo de palabras me flagelaban una y otra vez y parecía que esta situación le gustaba hincarme el dedo en la llaga.
Del otro lado Judith y Vanesa estaban con otras chicas del comité y algunas amigas de Judith. Aunque la mirada que crucé con Mónica fue instantánea a los ojos de otras personas, para mi significo cierta eternidad torturante ya que Irais pareció darse cuenta de esto y la beso en la mejilla. Mónica se distrajo de inmediato a este hecho y yo aproveche la oportunidad para sentarme en la mesa de modo que le diera la espalda.
Ivonne se centro enfrente mío mientras Lei y Alejandra caminaban a donde la comida.
-¿No crees que estas sobreactuando?
-No se a que te refieres-respondí.
-Si, por ahora. Voy a ayudarles a Lei y a Ale.
Ellas volvieron rápido, no me gustaba la forma en como se daban las cosas, era como si la calma conseguida a lo largo de la semana se hubiera deshecho con solo verla ahí recibiendo el beso de Irais.
Cuando creí que no podía empeorar. Judith y Vanesa se aparecieron a nuestra mesa. Hubiera sido una descortesía el dejarlas de pie por lo cual invite a sentar a Judith que tomo el lugar que Ivonne poseía enfrente de mi, mientras que Vanesa quedo enfrente de Lei.
-Hola, ¿Cómo están chicas?-preguntó Judith-¿espero que estén ustedes dos preparadas para esta tarde?–dijo hablándonos a Ivonne y a mi.
-Si, la verdad ansiamos que llegue la tarde-dijo sarcásticamente Ivonne a lo cual Judith y Vanesa respondieron con una risa.
-¡Ya veras te preguntaran algo que no puedas responder!-dijo Vanesa.
-¿Responder?, no comprendo.
-Ah, es cierto, bueno les contare. A las alumnas nuevas que ingresan a el comité para conocerlas mejor se hace una especie de interrogatorio en el cual podemos preguntarles cualquier cosa, bueno yo no lo hare, pero te preocupes, Judith puede hacerlo por mi.
-¿cualquier cosa?, es decir, pueden violar tu intimidad si lo desean, y se tiene que contestar.
-Si, cualquier cosa-afirmo Judith.
-Ya veo-dijo Ivonne haciendo una mueca mirándome frunciendo algo el ceño.
Nos encontrábamos platicando cuando las palabras de Judith y su mirada se dirigieron a una persona que estaba de pie detrás de mí.
-Buenos días Mónica.-dijo Judith recargándose en el respaldo de la silla.
No es necesario tratar de ahondar en detalles respecto a lo que sentí cuando el nombre de Mónica se deslizo suavemente de entre los labios de Judith, un ahogamiento y cierto temblor entro en mi, invadiendo mi tranquilidad que me rodeaba iniciando con Lei, pero que la chica que estaba delante de mi había tratado de quitar no se si inconscientemente por reglas o normas de sociabilidad o por la intuición que tenia de humillación hacia Mónica. La situación me incomodaba, yo no volví la mirad en ningún momento, pero al momento en que ella respondió sentí como si tragara mas de cien agujas,
-Buenos días Judith.
-Recibiste el mensaje que te mande a decir con Vanesa, ¿cierto?, espero que vayas, ya que tu serás la siguiente al mando y tienes que estar ahí.
-Si, ahí estaré –respondió de un modo seco al comentario- así que si me disculpan.
Ella se retiro caminando entre lento y apresurado como si la única forma de comprometerse a lo anterior fura darse a la fuga. Dentro de mí sentí que claramente sus piernas temblaban y que en cualquier momento entraría en pánico, aunque relativamente tal vez trataba de describir mi problema.
Mire a Judith y en su cara tenia una mueca de felicidad algo retorcida.
-Te pasaste Judith-reprendió Vanesa con una seriedad que se fue desfigurando hasta que la sonrisa se adueño de ella.
Todas lo tomaron a broma, y yo seguí el juego mas sin en cambio no me hacia del todo gracia alguna.
Todas nos levantamos de la mesa y con cierta confianza-si no cuento las miradas de Irais-me sentía segura. Todas salimos de la cafetería y caminamos hacia los edificio correspondientes donde al llegar al cuarto piso, muchas de nuestras compañeras estaban preocupadas por la prueba de algebra que iniciaría en unos instantes, sinceramente también me incluía en su preocupación, pero los minutos se agotaban y sentía que si tenia que memorizar algún procedimiento en esos momento en los cuales la tranquilidad monótona precede a el momento de la verdad me iba a descompensar de un infarto cerebral o algo así.
Las únicas que en verdad me impresionaban era Franchesca que estaba dormitando en su banca e Ivonne que desde que había entrado a mi habitación esa mañana parecía estar contenta, como si Las pruebas fueran de juguete, y así lo demostró cuando sarcásticamente-como siempre-le hablo a Franchesca.
-¿Lista para el examen?
La rivalidad de ellas había llegado a un punto en el que se habían retado para ver quien sacaba mejores notas. A mi me involucraron de una manera algo graciosa, pero creo que es bueno tener estándares con los cuales compárate así que por esa cuestión acepte. Lei se comporto fríamente y rechazo esto, sin embargo se que ella podía dar lo mejor si se aplicaba.
La profesora entro y cada una de nosotras nos sentamos en los correspondientes asientos. Cuando el silencio se instalo en el aula, la repartición de las hojas que eran los exámenes comenzó y después de algunas indicaciones el examen comenzó.
Después de casi dos tortuosas horas termine el examen del cual Ivonne y Franchesca lograron salir en una pieza, la verdad no era difícil, pero si laborioso, empero lo termine. La clase de algebra termino y la clase de música empezaría; así que bajamos al aula y entramos donde comenzaría nuestra experiencia nuevamente con el piano.
La lluvia parecía acompañarse de la música dada por las teclas que eran tocadas o suave o duramente por las alumnas, yo había tenido oportunidad de ensayar con Ivonne, pero no tenia los dotes artísticos que ella poseía, así que no sabia si podía hacerlo bien.
Como había dicho el sonido del piano mientras lo tocaba parecía compasarse ya que cuando erre una nota tocándola demasiado fuerte el agua extrañamente caía con cierta fuerza y después dejaba de hacerlo para caer normal y despacio como si fuera detenida momentáneamente, suspendida en el cielo para acomodarse al impacto y generar un ruido al chocar contra lo que fuera.
Si tuviera que compararme con Franchesca e Ivonne diría que lo hice relativamente mal, sin embargo no me apene por este hecho, tal vez causa por la que me sentía algo inquieta era el asunto de Mónica, pero lo que mas me inquietó fue la pregunta que me hizo Ivonne cuando subimos a el salón de clase.
-¿Qué responderás? Tu sabes, a lo que ella te pueda preguntar, la dejaras con la palabra en la boca y te dignaras, que si yo estuviera en tus zapatos lo haría.
Puse una cara de no saber que era a lo que se refería pero estaba pensando en esos momentos lo mismo que ella; el escenario en el cual ella me lanzaba una pregunta que no iba a esperar, algo que me sacaría de mis casillas y que haría que me sonrojara al máximo, eso me aterraba de cierto modo.
El final del día de clases culmino, y como siempre acompañamos a Franchesca a la salida donde ya la estaban esperando, antes de irse se despidió de nosotras y me abrazo fuertemente lo que provoco que la corbata quedara chueca. Caminamos a la cafetería, Ivonne iba tarareando una canción adelantándose unos pasos a nosotras tres. Lei platicaba con Alejandra y yo miraba al cielo gris tratando tal vez de encontrar un hueco por donde el cielo se viera azul, sin embargo no pude encontrarlo.
-¿En que piensas Nat?-dijo Alejandra halándome del saco.
-Nada, no estoy pensando en nada.
Sin darse la vuelta y la voz de Ivonne hizo que prestáramos atención a sus palabras.
-Esta pensando en Mónica, a mi no me engaña.
El silencio entre las tres que estábamos detrás de Ivonne volvió a caer como un balde de agua helada mientras que la misma Ivonne volvía a tararear la melodía que tenia en la cabeza.
Al entrar a la cafetería me pareció que tanto Mónica como Judith y sus respectivos sequitos eran tan puntuales, es decir rara vez veía llegar tarde a Judith, pero ahora parecían que estaban manejadas sus acciones por un cronometro. La imagen del lugar era como el de siempre, pero de nuevo las miradas de las chicas de las últimas mesas se dirigían a mí. Las charlas, los rudos de los cubiertos y cucharas contra los platos y alguna que otra risa, ese barullo y remolinos de sonidos parecían opacarse cuando entre.
Era como una zona obscura que solo se limitaba a tres personas. Antes de tomar asiento colocamos nuestras cosas en la mesa y caminamos a la fila cogiendo la respectiva charola con el contenido alimenticio. Regresamos a la mesa e Ivonne se levanto brevemente para sacar de la maquina expendedora bebidas, yo tome la mía de mano de ella, contemple la etiqueta y al abrirla el olor del jugo de mango acometió mi sentido del olfato; un sorbo para degustarlo y que mi garganta se refrescara de lo seca que estaba y que la saliva en el interior de mi boca se diluyera.
Seguimos platicando cuando inesperadamente la chica pelirroja se paro al lado de mi. Con cierta actitud altanera y su mirada seria que la había caracterizado desde que la conocí, la monería que imitaba ser una pobre risa y su figura delgada con el aura algo pesada.
-Natalia, ¿puedo hablar contigo?-pregunto.
-Si claro, ¿que se te ofrece?-respondí mientras tapaba el jugo y lo dejaba en la mesa.
-Preferiría que lo hiciéramos a parte, ojala no te importe.
No había yo empezado a responder que si cuando ella siguió su camino hacia la puerta, así que sin vacilar y por un empujoncito, mejor dicho por un pequeño puntapié de Ivonne y un ademan con la cabeza de que siguiera a Brenda me hicieron levantarme.
Salimos fuera de la cafetería, sin hablar hasta que algunas alumnas que se encontraban fuera de esta ingresaran, me quede callada en espera a lo que Brenda tenia par decirme, esto no sucedía y la verdad era algo exasperante por no decir molesto. El panorama que había dejado la lluvia con ese olor característico estaba ahí entre las dos.
-¿Qué es lo que quería decirme señorita Brenda?-pregunte de tajo, sabia que si lo hacia respetuosamente era posible que ella no tratase de agredirme verbalmente.
-Déjate de títulos ya sin sentido Natalia, ya esos formalismos evítatelos, puedes decirme Brenda, así que no hay problema-las palabras frías y secas de la pelirroja brotaron en un abrir y cerrar de ojos, era como si el solo escucharme hablar causara en ella un efecto nocivo que lo único que podía hacer para revertirlo era atacar todo cuanto decía, después ella continuo hablando- ¿tienes idea de porque te saque para hablar?.......seguro que no, o tal vez te lo imaginas. Hoy tu y tu amiga serán presentadas a las demás integrantes y empezaran sus labores dentro del comité. Seguro tú sabes que hay cierta actividad que se le realiza con una novatada a las nuevas integrantes y que consiste en responder una pregunta que puede ser cualquier cosa.
-Si, así es, pero no veo el porque no lo mencionaste frente a mis amigas, quiero decir, ellas saben acerca de esto.
-Si, me lo supuse, pero sabes Mónica estará ahí también, y presiento que algo pasaría si no te aconsejo antes.
“Aconsejar”, eso me sonaba como que quería defenderme de un posible ataque de Mónica hacia mi persona, podía haberla interrumpido en esos momentos, mas sin en cambio quería saber que era lo que tenia para decirme.
-Lo que tienes que decir-prosiguió con un tono mas severo en sus palabras- a cualquier cosa que te pregunte Mónica es
-¡Si, ya entendí, si ella me pregunta no contestare!-reprendí abruptamente.
-No, no harás eso, si no mas bien todo lo contrario, le contestaras a lo que ella te pregunte no importa que sea lo mas absurdo que hayas escuchado decir, tu lo responderás.
Me sentía confundida, no sabia porque diantres Brenda ahora trataba de ser algo condescendiente conmigo después de las advertencias que me había dado, no soporte la intriga de este hecho, así que pregunte acerca del tema.
-No comprendo, porque debería de hacerlo, es decir, se que tu sabes acerca de lo que paso entre Mónica y yo, ¿Por qué ahora tu……
-Que no se te suba a la cabeza. No estoy tratando de hacer esto por ti Natalia, lo estoy haciendo por Mónica y yo haría cualquier cosa por protegerla así como harían tus amigas por ti. No confundas esto, el hecho de que yo quiera que lleves la fiesta en paz con ella no es porque tú te sientas mal o porque yo quiera que su relación prospere o tengan un futuro. Sabes, tu y ella no tienen un futuro juntas y lo que quiero es que Mónica se de cuenta de eso; al ver que tu no muestras indiferencia a lo que ella hace o dice ella se alejara mas de ti y para ti es conveniente, será como si nunca hubiera pasado, así que ambas ganamos. Lamentaría que volver a repetirlo, ya que no soy de esas personas que lo hacen dos veces, si soporte que Mónica siguiera con esto hasta ese día fue porque creí que se daría cuenta por experiencia pasada, sin embargo no fue así, por lo que ahora tengo que estar en este asunto.
-No crees que teñir tu paternalismo hacia Mónica y esa sobreprotección hacia ella con aires de nobleza y amistad es lo que ella quiere-respondí a las aseveraciones de Brenda.
-Tú jamás lo entenderás. Lo que ella paso, lo que ella siente.
Las palabras de ella me hacían enfadar, así que di media vuelta antes de que pronunciara otra palabra y cuando tenia la mano en la puerta para entrar ella interrumpió este acto con la oración “¿En verdad la quieres?”. Cuando me volví hacia ella para verla, me hubiera gustado responderle, mas sin en cambio mi ego no lo permitió, es mas ni siquiera tenia una respuesta hacia ello, mi única acción fue entrar y dejarla ahí para encaminarme hacia la mesa que momentos antes había dejado. Me senté rápidamente y después de acomodarme en el asiento vi como Brenda pasaba de nuevo a mi lado, su aura se había fortalecido de un grado de orgullosa a arrogante.
Ivonne quería preguntar pero se guardo los comentarios sarcásticos, Lei por su parte ahogo las palabras con el zumo de su botella y Alejandra solo se limito a observar. Sentía que las miradas a mi espalda eran demasiado obvias, por lo cual les pedí que nos retiráramos. Apenas sugerí la idea, todas la aprobaron y después de llevar las bandejas de comida hacia donde la cocinera, salimos de la cafetería.

Texto agregado el 17-03-2010, y leído por 97 visitantes. (0 votos)


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