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“Las espinas de la rosa”
-La otra versión -
VI
-¿Qué fue lo que paso?, no puedes ocultar detalle alguno, así que es mejor que hables.
Sorpresa, miedo y claro algo extraño fue encontrar a Ivonne en mi habitación a obscuras como un gato vigilando en la obscuridad. El sobresalto que me lleve al entrar, encender el pagador y ella sentada con las piernas cruzadas
-¿Qué haces aquí? Se supone que te irías a tu casa…….. ¿Te fuiste con Alejandra? ¿No?
-Estoy aquí, eso responde a tu pregunta, además Alejandra fue la única que se fue, yo no podía esperar hasta el lunes para saber lo que te paso y no soy de las personas que hablan por teléfono así que decidí quedarme. Así que anda, cuéntame; supongo que te has de ver divertido ya que son las ocho de la noche.
Me deje llevar por el hecho de que se preocupara tanto que no me importo que hubiera irrumpido así. Además quería contarle a cualquiera lo contenta que estaba. Las reacciones de ella mientras le decía las cosas que pasaron –eliminando de la historia el manoseo en el cine ya que ella no debía saberlo- y lo mucho que me divertí.
-¡Dios, la verdad estas muy………..alegre!, ¿se besaron, verdad?, no puedes ocultármelo lo tienes grabado en la cara.
-Si, lo hicimos y sinceramente besa tan delicioso que es difícil despegarte de sus labios. Y es que no se que es lo que tiene, ella es muy parecida a…….
-¿Mónica? Sabes que si quieres estar tranquila contigo misma las comparaciones están de más, además supongo que no fuiste tan insensible como para tocar el tema de ella mientras estaban juntas ¿o si?
-No, pero la verdad si pensé en ella.
-¿puedo dormir en la cama de Lei? Me incomoda estar sola en mí habitación. Pero antes vamos a cenar.
-Ve tú, yo no tengo apetito.
-esta bien, nos vemos al rato.
Me dejo sola, fui al baño y encendí la luz. La figura de esa Natalia no se quería esfumar, quería prevalecer, sin embargo el hechizo de la cenicienta terminaba en ese momento.
Los días pasaron, Lei se entero de la cita y me pareció por un momento que ella se sintió incomoda o molesta con saber lo que había pasado, al menos eso me pareció. Las cosas en la escuela y el comité marchaban bien, Ivonne y yo tratábamos de estar atentas a todo lo que se nos mandaba como ir a regar las plantas del invernadero -el cual por dentro era muy sorprendente- además de otras tareas.la relación con Judith era algo muy bueno, ella era atenta, una persona confiable y muy hermosa, empero algo me decía que me sentía vacía y no sabia porque. Hable con Ivonne acerca de esto pero ella sagazmente solo pudo decirme que yo tenia que encontrar la respuesta a este dilema. La distancia con Mónica parecía mantenerse estable ya que aunque parecíamos evitarnos a toda costa cuando ella se sentaba frente a mí la fragancia de su perfume me distraía de una manera u otra y las miradas que nos lanzábamos inevitablemente parecía que se alargaban y terminaban en la sonrisa de alguna de las dos. Judith parecía darse cuenta de ello por lo que las muestreas de cariño y los abrazos cuando Mónica estaba presente no se hacían esperar y parecía que a Mónica le molestaba que Judith estuviera pegada a mi. Sin embargo algo paso un día jueves después de la semana de exámenes, algo que no había esperado en absoluto y que pasara algo tan increíble como eso. Después de clases me dirigí al comité donde se encontraba Manola platicando con Brenda. La pelirroja y la otra chica me miraron y me saludaron, yo ocupe mi lugar al lado de Ivonne y empezamos a realizar las cosas que teníamos pendientes. Judith llego al comité en donde nos saludo a todas y al vernos pregunto por Mónica. Como ella no estaba y Brenda no sabia donde podía estar, se puso algo enojada ya que tenían que presentarse con la directora, así que Brenda acompaño a Judith en lugar de Mónica, dejando a las demás ahí. Momentos después llego Vanesa y sentándose a nuestro lado comenzó a platicar.
-Natalia, ¿no sabes donde esta Mónica?-pregunto Vanesa.
-Ella no debe de saberlo Vanesa-respondió duramente Ivonne.
-¡Vamos, no te enojes!, solo preguntaba, además la pregunta se la hice a Natalia.
-Si lo se, solo que sonó muy extraño. Así que perdona si te ofendí.
-Pues no, estaba aquí hace algunos instantes y después salió, pero como Irais tampoco esta supongo que ha de estar con ella-conteste cortando la discusión entre Vanesa e Ivonne.
-Natalia quisiera pedirte un favor-dijo después de un tiempo Vanesa.-quisiera que fueras al invernadero a regar las plantas ya que la encargada de hoy era Brenda, pero se ha ido, ¿podrías?
-Claro, voy después de terminar aquí.
-No es necesario, ve de una vez, yo ayudare a Ivonne con esto, además quisiera conversar unas cosas con ella, ¿verdad Ivonne?
-¿Enserio?.......digo, si, ve, no te preocupes yo aquí me encargo junto con Vanesa, te veré en los dormitorios.
Las cosas que Ivonne y Vanesa tienen en común son muchas como esa frialdad para crear situaciones que son interesantes para ellas, lastimablemente ese día estaba completamente distraída como para notarlas.
Baje por las escaleras y me encamine al invernadero, mire el reloj en mi muñeca, las cinco con treinta y tres minutos, el cielo se ponía cada vez mas cargado con diferentes tonos muy obscuros de gris los cuales presagiaban que la lluvia cayera en cualquier momento, así que tenia que darme prisa a terminar lo que Vanesa me había pedido. Los pasos a la construcción de vidrio se acortaban. Me pareció extraño ver que la puerta estuviera abierta a pesar de que se suponía la encargada era Brenda. En esos momentos si hubiera tenido un sentido premonitorio o hubiera sido algo desobligada hubiera dado marcha atrás y no habría entrado al invernadero.
Mi corazón palpito rápidamente y mis piernas se sentían raras. La persona que sostenía una regadera metálica era la responsable de ello. Su figura delgada, cabello negro y tez blanca, aquellas facciones y ojos posesivos que vi la primera vez que llegue; Mónica estaba ahí parada.
No sabia que pensaba ella, pero no parecía mostrar reacciona alguna, yo sin en cambio me ruborice y pensé “¿Por qué esta ella aquí?” sabia que Vanesa tenia que ver con esto era lo mas obvio el querer insistirme que viniera, pero ¿con que motivo? ¿No se suponía que al ser más intima de Judith ella tenia que velar por los intereses de ella? Y no estaba pensando que prácticamente esto significara que había aceptado a Judith.
Ninguna dijo ni una palabra, me parecía que ambas esperábamos que un ruido cualquiera abriera la conversación, pero al parecer a Mónica le impacientaba ese silencio casi mortuorio.
-Hola-dijo.
-Hola………..yo venia a….-era lo único que podía decir en respuesta, oraciones balbuceantes.
-¿Venias?-no se si lo había dicho en un tono y contexto pretensioso, sin embargo lo que sea esto me puso nerviosa.
-Digo….vengo-cerré los ojos lentamente relajándolos y colocando en mi mente las palabras que necesitaba para explicar porque estaba ahí- a regar las plantas; pero veo que tu ya lo has hecho así que……
Ella volvió a quedar en silencio y eso me molestaba, tal vez porque quería una explicación. Si una explicación a las cosas que me había dicho, eso era lo que anhelaba escuchar, cualquier cosa que me dijera la entendería, pero si trataba de hacerlo simple la llaga del dolor se volvería a abrir. Así que me puse en los pies de Ivonne preguntándome “¿Qué haría si fuera ella?”, rápidamente como una revelación me vino a la mente el irme. Extrañamente la lluvia comenzó a caer siendo cómplice de Mónica que seguía sin decir nada. Mire como los cristales de la construcción se empapaban era como una prisión de agua de la cual podía salir pero me faltaba valor sin saber antes lo que podía pasar y en verdad lo quería hacer, pero al momento en que yo quería retirarme pareció que entendía lo que quería hacer
-No te vayas no te vayas, puedo…. ¿puedo preguntarte algo?-me dijo rápidamente congelándome en mi sitio. Así que asentí con mi cabeza.
Mónica estaba algo tensa y parecía estudiar la situación, así que trate de no incomodarla más.
-Creo que me tender que ir, antes de que arrecie mas el agua, así que nos vemos-dije.
-No tienes sombrilla, te puedes enfermar si te mojas-sabia que era una excusa bastante absurda pero evidente de que ella quería decirme algo que tal vez para ella no era sencillo.
-Tu tampoco-dije sonriendo torpemente.
-Es cierto, que te parece si estamos aquí hasta que pase la lluvia.
-No creo que sea buena idea-respondo a esa idea.
Callamos nuevamente y cuando queríamos hablar coincidimos las dos.
-¡Que día!, ¿no lo crees?-pregunto de la nada.
-Si, si ya lo creo-conteste cruzándome de brazos por el frio que se sentía y mirando a varios lados tratando de evitar contacto visual con ella.
-Umm, ¿Qué has hecho? ¿Te has adaptado totalmente?-siguió la conversación con eso.
Las preguntas anteriores eran un preámbulo a lo cual era el punto clave de todo, mas sin en cambio sabia lo que ella quería decirme o mas bien lo podía inferir pero simplemente no había respuesta de ella, así que le solté la pregunta cruda y sin maquillar la verdad.
-¿Qué es lo que en realidad quieres decirme?
Sabia que ella estaba acostumbrada a tener siempre el control de las cosas pero al hacerle esta pregunta en su fisonomía podía ver que si tentaba precisamente puntos que ella no esperaba, Mónica podía incomodarse pero de una forma visible y no como todas suponían que lo hacia.
-Se que estos días han pasado muchas cosas, desde que te dije esas cosas, no quiero decirte que me siento de maravilla el haberlo hecho.
Ella seguía dándole rodeos al asunto, así que dije.
-“Eres lo peor que me pudo pasar en la vida”…… ¿son cosas que dices a diario? Esa noche me pase pensando en lo que me habías dicho. Es irónico que lo digas de esa manera, o lo que tú querías decirme era un eufemismo, ya que yo no lo tome así. Esa frase…….esa maldita frase se quedo en mi cabeza todo este tiempo, ¿quieres saber que es lo que sentía después de ese día, cada vez que pensaba en ti y cuando miraba esas rosas que me diste? ¿quieres saberlo?; te odiaba, odiaba el hecho de que era tan patética como para no dejar de entristecerme por lo que me habías dicho, te odiaba por tus acciones y tus palabras, te odiaba porque sentía impotencia de no poder llorar por orgullo y decirte lo que pensaba creyendo que lo que me decías era verdad. Posiblemente ni tu sabias que es lo que querías y estoy segura de que aun no sabes lo que quieres. Ivonne me lo dijo, que lo que pasara entre nosotras solo puede llevarnos a algo malo, eso es todo. Si tú quieres preguntarme algo, yo también quisiera preguntarte algo, ¿en verdad me quisiste?, ¿fui un juguete para ti o al menos signifique algo para ti?
Creí que todo lo anterior haría que esto se acabaría, mas sin embargo ella prosiguió.
-Significas mucho para mi Natalia, yo no quise decirte nada de lo que hable en esa ocasión; mi intención no era hacerte sentir mal y no fuiste un juguete para mi, yo te quiero….-dijo mientras al cambiar la forma de pararse bajaba la mirada como si en verdad estuviera apenada. Lo cual encendió en mi una ira que provoco que hablara con mas fuerza.
-¡Cállate!, escúchate, solo hazlo, si en verdad tu quisieras a alguien crees que esas cosas que dijiste hubieran salido de ti, no insultes mi inteligencia, recuerda que ser amable y callada no necesariamente tiene que ser sinónimo de persona manipulable.- a cada paso de estas palabras mi voz se empezaba a distorsionar, las lagrimas saldrían de un momento a otro, lo sabia ya que los ojos se sentían raros y húmedos. Cuando esto sucedió y ella se dio cuenta se dirigió a mí y me asió del brazo para rodearme con sus brazos, no pude oponerme a ella y lentamente su mano derecha tomo mi cabeza inclinándola a su hombro. El olor de ella, lo extrañaba, la calidez de su cuerpo la extrañaba y la manera en que me envolvía en sus brazos la extrañaba. Supongo que ella también sentía lo mismo ya que no se separaba de mi. Mis lágrimas finalmente cayeron hacia su saco el cual las absorbió y me sirvió como un pañuelo y el silencio era cambiado por el ruido del agua golpeando los cristales del invernadero.
-Perdóname Natalia, yo no quería hacerte sentir mal, soy una idiota por tratarte así, quisiera poder decirte que estés conmigo, pero……..hay ciertas cosas de mi que no sabes y que pueden hacerte sentir mas mal a ti y a mi, solo quiero que si tu quieres me puedas esperar.
Sonreí levemente, eso era lo que quería escuchar de ella.
-Solo quiero….que estés conmigo.-dije tímidamente sin despegar mi cara de su hombro.
Mónica se separo de mí unos centímetros y yo bajaba la mirada para que ella no me viese llorar, me daba pena el hecho de que lo hiciera y cariñosamente rozo su mano contra mi mejilla para tomar mi barbilla para que el rubor de mis mejillas le dijeran que estaba completamente susceptible a ella. Limpio con sus dedos las lagrimas que apenas nacían de mis ojos. Trataba de decir algo pero ella lo evito y solo pudo decirme: “Hay cosas que se dicen mejor con pocas palabras” y después me beso en la boca.
El beso pareció perdurar y después de que lo hizo y separase de mí para dejarme sola en el invernadero sentía que estaba marcado en mis labios.
Cuando me percate completamente de que ella me había dejado sola vi que la lluvia había cesado y el sol se asomo un poco por las nubes que dejaban de ser grises.
Llegue a los dormitorios con la mejor cara posible, a pesar de que sabia que Vanesa tenia algo que ver y que había involucrado a Ivonne no quería que nadie supiera lo que había pasado con Mónica, más sin en cambio a pesar de esto la Natalia que había yacido dormida, aquella que anhelaba a Mónica había despertado y estaba en guerra con la Natalia que sentía algo por Judith.

Texto agregado el 17-03-2010, y leído por 113 visitantes. (0 votos)


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