Esa noche te vi, celosa porque la luna se reflejaba en tus pupilas,
y el cielo se envidiaba porque robaste su color,
esa misma noche ibas como siempre con paso pensante y mirada paciente,
y probablemente paciente a la espera de miradas vacías que logran llenar tu ego de gran triunfador,
pero a este lado estaba yo, sentada, perpleja,
esperando a que como hoja que cae al lago, tu tocaras mi cuerpo.
Pero fue allí cuando tu orgullo que siempre he calificado de mal ganador, nos aparto por un muro,
y de ese lado estabas tu, con tu ego en lo más alto de las nubes, pero con tus pies en el fondo de la desconfianza de ti mismo, de tu sombra;
pero de este lado estaba yo,
lanzando gritos al cielo, a ver si con algo de suerte alcanzaría tu atención,
allí estaba yo, con una seda cubriendo unicamente mi piel,
ahi, con un tango de fondo esperando que lo bailaras sobre mi,
sin ansias ni deseos, únicamente con el deseo de tus manos en las mías,
únicamente con lo que me queda de esperanza,
allí tardia pero plena.
Siempre estaré esperando del otro lado del muro,
y tu siempre estarás mirando al cielo buscando donde no tienes que buscarme,
ya me lo ha dicho el viento,
me estas buscando en miradas ajenas,
en el propio cielo,
en el silencio de tu alma,
pero aca estoy del otro lado del muro,
y ese muro no es mas que una manta fría de terciopelo que puedes romper con tus propios, oscuros y mal llevados deseos,
solo toca un poco el silencio de la noche y atame a tu resplandor.
Solo opaca mi llanto,
deja que mi corazón se clave en tu piel,
solo deja que mi olor se tome tu cuerpo,
pero solo dejame que llene tus angustías con mi sensualidad,
unicamente te pido que,
dejes volar ese ego, como globo al aire,
y cruces esa pared, tapa tus desgracias con ese velo, y ven a mi en esa misma noche en que la lluvia apago nuestro cielo,
lucha contra la naturaleza y enciéndelo con la llama de tu pasión que me quemó en esa noche de tango de este lado de la pared, borra lo que llamé en mi dolor "del otro lado de la pared". |