Fuimos el odio y el amor que confundidos en un gélido abrazo erramos por los antros y los vastos palacios. Tú, mi pálida amiga, de los labios estériles e inertes y yo, quinto jinete en un negro corcel, el de la muerte.
Texto agregado el 16-03-2010, y leído por 192 visitantes. (1 voto)