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Lo recuerdo perfectamente, fue un Martes (o talvez un Sábado, da igual), todo indicaba que sería un típico día de invierno. Antes de que amaneciera, yo ya estaba en la calle, el cielo estaba gris y hacía mucho frío. Estaba deprimido, por lo que salí a caminar, siempre me ha servido para olvidar mis problemas y relajarme, pero esa mañana algo no andaba bien con migo y de nada sirvió mi paseo.
Bueno, siendo sinceros de algo sirvió, mientras me alejaba con paso lento de mi casa en donde mi mujer dormía, pude pensar tranquilamente en la manera más elegante, por decirlo de alguna manera, de solucionar el problema que me tenía insomne hace varios días.
Luego de darle muchas vueltas creí encontrar la solución, algunos detalles quedaban aun por pulir, pero si, me sentía conforme, eso no quiere decir que ya no estaba deprimido, no, todo lo contrario, seguía igual o peor que cuando deje mi casa.
Así seguí caminando durante un tiempo hasta llegar a una plaza desierta, en la que podría sentarme y esperar, quizás tenga suerte y pueda llevar a cabo mi plan
Me senté y espere. Una hora o dos, tal vez más, cuando ya toda esperanza estaba perdida y me disponía a irme, apareció un hombre de aspecto cansado. Hasta ahora parecía el tipo idóneo.
-Hombre que cara es esa, pregunté.
Pareció sorprendido de que le hablara.
-No es nada, un par de problemas nada más.
Esbozo una sonrisa que me pareció sincera pero a la vez infinitamente triste, y se acerco a mí.
-Le importa si me siento con usted, preguntó
- No claro que no, por favor. Me llamo Guillermo, dije tendiéndole la mano, Gonzalo dijo el mientras la estrechaba.
-Si no es mucha la intromisión, partí diciendo yo, me podría decir cuales son esos problemas que lo tienen así, en la calle tan temprano y con esa cara de funeral, dije con una sonrisa.
Me miró fijamente por unos instantes, como si pensara en contarle o no sus problemas a un desconocido, pero finalmente dijo:
-Bueno… lo que sucede es que me siento perdido… nunca imaginé que todo terminaría así, bueno es una larga historia, y no es mi intención aburrirlo con mis problemas…
- No, no, no en absoluto, por favor siga, siga.
Lo pensó una vez más, y luego de un rato prosiguió.
-La historia se remonta hasta los días en que yo era aun un niño. Siempre supe que quería ser escritor, sabía que no sería fácil pero aun así era lo único que tenía en mente, todos me alentaban, todos decían que tenía talento, que seria un gran escritor, por comentarios como ese y por mi supuesto talento, decidí estudiar literatura.
Cuando terminé el colegio, pude haber estudiado cualquier carrera tradicional, pero no, mi vocación me decía que fuera por las letras y así lo hice.
Entré en la facultad de Filosofía y Letras y pase todos los cursos con honores, todavía no entiendo que fue mal, pero no quiero adelantarme.
Cuando estaba en mi último año, un profesor me alentó a seguir trabajando en un cuento escrito en clases, me dijo que fácilmente podía escribir una novela, que siguiera en el, que sería un gran proyecto, asíque me enfoque completamente en lo que sería mi primera novela, ésta trataba de un escritor que, sumido en una terrible depresión, se deja convencer y comete un terrible asesinato y como el remordimiento lo consumía acaba con su vida.
-Interesante argumento, comente.
-Como le decía, me enfoque en este primer gran proyecto con mucho entusiasmo, trabajaba en el dos horas diarias o a veces más luego de la universidad, asíque como usted comprenderá en pocos meses logre tenerla bastante avanzada, cuando ya estaba por finalizar, se la mostré a mi profesor que cuando termino de leerla me miro durante lo que debieron ser un par de segundos, pero para mi fueron como un par de horas, y me dijo, nunca lo olvidaré, “Sabía que no fallarías, es realmente buena, estoy muy orgulloso” y así siguió durante mucho tiempo con elogios por el estilo, yo ya ni lo escuchaba, me sentía en las nubes, sentía que era un gran augurio, todavía no terminaba mi carrera y ya había escrito “una novela intrigante, que sería sin lugar a dudas un éxito”, imaginaba que estaba en el camino correcto, que si seguía por el realmente me convertiría en el escritor que siempre quise ser, pero sin lugar a dudas ese no era el camino correcto, pero yo en ese entonces no lo comprendía.
Luego de mi primer éxito mi vida siguió con normalidad en todo que restaba de año, iba a la universidad (me gradué en diciembre de ese año), estudiaba, por las noches escribía, leía, realmente era muy feliz.
Y fui feliz hasta noviembre del año siguiente, incluso le podría decir el día exacto, fue el siete de noviembre, como olvidarlo, ya había terminado mi carrera, y me dedicaba exclusivamente a escribir, y esa semana habían publicado mi primera novela, la que le conté, la del hombre deprimido, si esa, la que sería sin lugar a dudas un éxito, pues que cree, no fue un éxito, ni cerca, la primera critica publicada sobre mi novela decía, “Es una novela pobre, carente de contenido, la trama es interesante pero muy mal desarrollada por el novel autor”, al leerla no pude evitar sentirme triste, pero me dije a mi mismo, es solo una crítica, traté de engañarme creyendo que en otras dirían que era una joven promesa, que esperaban ansiosos mis futuras publicaciones, pero no fue así, todas las críticas eran como la primera. Ahí comenzó todo, ahí fue cuando empecé a hundirme cada vez más.

Estaba triste, me pasaba los días leyendo y fumando en mi cama, lógicamente la editorial ni pensó en imprimir una segunda edición de mi rotundo fracaso, pero si me dijeron que siguiera escribiendo y que recibirían mi material y verían si tal vez en una segunda ocasión tenía más suerte.
Cinco meses pasaron antes de que pudiera volver a escribir una línea, cuando finalmente comencé poco a poco a escribir otra vez, sentí la ilusión de la felicidad nuevamente, creía que esta vez si lo lograría, pero no, todo iba de mal en peor, no lograba escribir nada que fuera ni siquiera medianamente bueno, solo un montón de porquería.
Para que hablar de mi situación económica, mi primera publicación si bien fue un fracaso me permitió vivir un par de meses, pero uno no vive un par de meses, sino que una vida completa, asíque tuve que buscar un empleo, luego de mucho buscar termine en una pequeña librería en el centro de la ciudad, el dueño había leído mi novela y para mi sorpresa le había gustado, asíque me acepto inmediatamente, la paga no era muy buena, pero en mi situación cualquier cosa servía.

-Consiguió trabajo en una librería, por lo menos seguía en el círculo que le interesaba, estaba rodeado de libros, pero no me dirá que ahí quedo su sueño de escritor
-No no, trabajaba desde muy temprano en la mañana hasta eso de las seis de la tarde, horas y horas de lectura como usted podrá imaginar, al ser una pequeña librería no era muy frecuentada asíque podía leer a mis anchas.
Y la escritura, si seguí con eso, yo en esa época sentía que tenía grandes ideas, pero al sentarme a escribir no podía concretar ninguna, no se que me sucedía, la sombra de esa primera crítica aparecía cada vez que tomaba un lápiz, pero aun así trate y trate durante meses, pero simplemente no podía, si, escribía, pero nada bueno.
Ha pasado mucho tiempo desde esa crítica, creo que por fin tengo algo bueno, creo que por fin lo logré, pero en ninguna editorial si quiera me dejan mostrarlo, me preguntan mi nombre, e inmediatamente se dan cuenta de que soy yo, el novel escritor incapaz de desarrollar correctamente una buena trama, no me lo dicen, pero yo comprendo, ¿sabe?, lo veo en sus ojos, que mi manuscrito no pasará de la secretaria, estoy seguro de que cuando cierro la puerta ella lo ojea, se ríe y lo bota a la basura, si tan solo el editor lo pudiera leer, pero no, mi manuscrito siempre termina en la basura.
Usted quería saber que era lo que me tenía así, pues ya le conté mi patética historia, si quiere usted también puede reírse de mi.
-Pero que cosas dice hombre, por favor, me gustaría muchísimo leer su nuevo trabajo, ¿no tendrá acaso una copia que pueda leer?
-No escuchó lo que le acabo de contar, soy un fracaso no se dé la molestia, no pierda su tiempo con migo.
- De verdad que me gustaría mucho poder leer su trabajo, realmente me haría un favor enorme dejándome hacerlo.
Me miró escéptico durante un rato, luego sin decirme nada, saco de su bolso el manuscrito. Me lo entregó y comencé inmediatamente a leerlo, era largo y me demore en terminarlo, mientras leía Gonzalo me miraba con desesperación, me daba cuenta de que quería que lo terminara rápido y me riera de el, pero no fue así.
-Si su cara no dijese lo contrario pensaría que todo lo que me ha dicho esta mañana no es mas que una farsa, esto es realmente bueno, me cuesta creer que no lo acepten en las editoriales, en que están pensando por dios, es magnifica, es, como decirlo, un novela intrigante, de seguro con esta alcanzará el éxito, lo felicito, dije yo
-¿Esta hablando en serio? ¿Usted cree que es bueno?
-Mas que bueno, hace mucho que no leía algo tan innovador, algo tan prometedor.
Mientras le decía esto pude notar que sus ojos se empañaban, evidentemente estaba emocionado, luego de años de ser rechazada, su obra encontraba un lector que la apreciaba, que feliz se veía Gonzalo, si tan solo supiera lo que me pasaba a mi…
Me miró durante mucho tiempo con lagrimas resbalando por su cara, y finalmente me dijo:
-Muchas gracias, de verdad que me alegro de haberme encontrado en esta plaza con usted, me alegro de haberle contado mi historia, me alegro de haberle dejado leer el manuscrito, ha sido de gran ayuda, no se como podría recompensarlo, si pudiera hacer algo por usted, no dudaría en ayudarlo como usted me ayudo a mi.
-Hay algo, pero no me gustaría involucrarlo en eso, son asuntos muy complejos y…
-Por favor dígame, lo que sea, me siento en deuda con usted, solo dígame en que puedo serle útil.
-Está bien, espero que no sea una molestia para usted ayudarme en este molesto asunto.
Le dije lo que tenía en mente, el al principio se mostró preocupado, incluso se negó, pero yo le dije que el había dicho que me ayudaría, que lo necesitaba, que era de vital importancia resolver este asunto cuanto antes, hasta que accedió ya que según el no tenia nada que perder, en cambio yo tenía una familia y no los podía dejar solos.
Pobre ingenuo, creyó que realmente había encontrado en mí un amigo, creyó de verdad que había disfrutado leyendo su estúpido libro, tuve que soportarlo toda la mañana y parte de la tarde para lograr cumplir mi objetivo, convencerlo de que asesinara a mi mujer que me es infiel hace meses, claro está que no le dije que era mi mujer, le invente que ella y su cómplice me estaba siguiendo y que amenazaban con hacerle daño a mi familia, que estaba asustado, que necesitaba su ayuda, claro está que el me creyó, pobre ingenuo.
Le dije que lo hiciera esa noche, le di la dirección en donde yo sabía que mi mujer se encontraría con su amante, que los siguiera y cuando estuvieran en la cama los matara a los dos. Así lo hizo.
Esa misma noche recibí una carta de Gonzalo, cuando la abrí comprendí que estaba muerto y esto lo había escrito antes de morir.
La leí un par de veces, pobre hombre, no pudo con el remordimiento, así que decidió quitarse la vida.

Esa noche no dormí bien, estaba muy cansado pero aun así no podía quedarme dormido, luego de muchas vueltas en mi cama me levanté. Fui a la cocina, me preparé un café, me senté en la mesa y escribí una carta. Cuando la termine, la metí dentro de un sobre, pensé durante un tiempo si ir a entregarla ahora mismo o esperar a que amaneciera. Me decidí por la primera.
Cuando salí de mi casa seguía muy oscuro. Caminé con paso seguro a mi destino, una vez ahí mire por última vez la carta y la deslice por debajo de la puerta, que volvería a visitar en no mucho tiempo más, estuve frente a ella durante unos segundos, me di la vuelta y me fui silbando.
Fui nuevamente a mi casa, ya no tenia ganas de dormir asíque abrí un libro y me puse a leer. Leí hasta que amaneciera, no estaba muy concentrado en mi lectura, la verdad es que estaba pensando en el día anterior que fue un largo día, y en el que ahora comenzaba, que seguramente también lo sería, tenía cosas muy importantes que hacer, pero aún así estaba muy tranquilo.
A eso del mediodía me duché, me vestí, tome mis cosas y nuevamente salí a la calle. Con paso seguro repetí el trayecto de la noche anterior, casi mecánicamente me encontré frente a la puerta. La forcé pero cuidando de que nadie me viera y de hacerlo lo más silenciosamente posible, sabía que no había nadie en esa casa pero aún así la precaución nunca está demás.
Entré, fui directamente al dormitorio y me senté en una silla que encontré alado de la puerta a esperar, sabía que el no tardaría en llegar. Luego de un rato escuché como se abría la puerta en el primer piso, escuche lo pasos, como subía las escaleras, como se acercaba cada vez mas a mi, cuando entró en el dormitorio no me vio, por eso fui yo quien tuvo que saludarlo:
-Hola Guillermo, le dije con mi mejor sonrisa.
Al oír mi voz lo vi palidecer, hasta podría jurar que su cara se deformó de puro miedo.
No puede ser, el está muerto, repetía mientras se alejaba cada vez más de mí.
-Que maneras son esas de saludar, le pregunté con la misma sonrisa, ¿te olvidaste de que somos amigos?
Me paré, lo miré a los ojos, y le disparé varias veces.
El quería que matara a su mujer, pensaba mientras caminaba a la salida, y fue el quien terminó siendo asesinado, ¿irónico no?
Cuando salí cerré la puerta, esta vez ni la mire, pues no pensaba en volver, y al igual que la noche anterior me fui silbando por las calles.

Texto agregado el 15-03-2010, y leído por 139 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-03-2010 muy bueno mis 5* y un beso diva_virtual
15-03-2010 ESPECTACULAR Y terrible malaya
 
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