Necesito sacarte con versos de mi piel, y de mis manos, necesito un segundo y una idea, una estrofa convincente. Para callar con poesía tus voces, y hacer un muro de palabras entre mi mente y tu recuerdo, y que no puedas entrar y estés finita, acabada. Necesito una música escrita, que tape las imágenes que vuelan siempre.
Y tú, necesitas un regalo, una flor seca o un otoño inolvidable, un sutil delirio de amores inesperados y un romance eterno con los sonidos del viento, necesitas agua viva en tus manos, un mar entero en tus ojos. Para entrar enteros al olvido, los dos dejados en la lluvia y curados de tristeza, los dos soltándonos del borde.
Necesito un sótano vacio con muro blanco, con un muro mudo y sordo, desolado e infinito, que me escuche hablar sobre tu historia y sobre la mía, y sobre la de ambos. Tu necesitas un minuto de fotografías guardadas, un cuaderno con renglones borrados, y una bolsa con objetos de significado, que te cuenten las cosas que siempre quieres recordar.
Necesitamos una calle empedrada, con camino largo hacia el campo y cielo abierto, necesitamos un mes perdido en algún día cualquiera, un roce leve en cicatriz abierta o una serie de pasos torpes sobre el filo, para ver de nuevo los reflejos del pasado, para encontrar el mensaje en la botella de nuestro naufragio y para olvidar de nuevo que ya habíamos olvidado.
|