El cazador
La locura hoy continúa, el humo sigue flotando en mi habitación y en mi mente, vuela en mi imaginación la imagen de un cazador persiguiendo a su presa.
El cazador tiene la necesidad de saber que algo va a cambiar, que tal vez, en esta ocasión, no solo saciara su sed, que encontrara un reto mayor al que representa acechar, atrapar y desmembrar. Sabe que necesita revelarse, al instinto animal que lo ata, el desea algo mas sublime que la simple supervivencia, el quiere un conflicto mas grande, que enfrentar su cuerpo con el de otro depredador como el.
El cazador necesita, sin saberlo, una dosis de divinidad, cambiar la barbarie, por el sofisticado aroma de la pulcritud, sentir que no solo es un peligro, sino algo más, tal vez, y por que no un protector de el objeto de su deseo, de una fragilidad que ni siquiera el pudiera dañar, por su delicadeza, la luz de su deseo, es la misma que, iluminara sus ojos, cada vez que encuentre, a su presa sola y desprotegida. Cada ves, que el pueda, amarla y hacerla suya, como, se hace con una amante, llenándose la boca del mas dulce de los néctares, destilado de cianuro y ácido clorhídrico, contenido en el beso de la amante de todos los tiempos, a la que ha todos nos ha de llegar, que va dejando oscuridad por donde quiera que pasa.
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