Sólo, incapaz. El aislamiento, su mayor aliado. El siguiente paso lo tomó casi sin querer, inventarse un mundo para él sólo en el que los demás pasarían de soslayo. Nadie se dio cuenta de eso. Él acudía a sus obligaciones, contestaba con educación cuando le preguntaban, pero su cabeza estaba lejos, y tenía mucha faena, no podía perder tiempo aunque tenía todo el tiempo del mundo. Quería comenzar destruyendo todo, pues que mejor forma de crearlo todo de nuevo. Cuando hubo acabado su mundo se dio cuenta de que estaba totalmente encerrado en él y de que ya no podía salir de él. Cada día además entraba menos luz.