Mis vacaciones se me hacen tan largas, mamá me invita al campo para respirar aire puro. ¡Tan ingenua!.
Saco del closet la bolsa y de ella extraigo un paquete en plateado tornasol. Es el regalo de Marco Antonio, una insignificante tarjeta que me deja fría :Felicidades, amor. Es porque cumplí treinta y tres años. Es una fina camisa de dormir color violeta.¿ La eligió él o la vendedora? Cubriéndome con ella me miro en el espejo, le queda bien al tono a mí piel. El nunca me verà asì. Me la saco y la tiro con rabia y pienso :¿Cómo será dormir y despertar a su lado, haya sol, lluvia o truenos, compartir el café, las preocupaciones y enfrentar el nuevo día.
Treinta y tres años, La edad en que Cristo fué crucificado, porque no lo amaron y fue traicionado.
Este hombre que yo amo es reversible, indiferente en la oficina y apasionadísimo en nuestra rápida intimidad... Me desconcierta la táctica del disimulo, alejándome de mis amigas para guardar el secreto. De figura interesante y muchas suspiran por él, es el jefe de mi Sección.
Cansada de no ser más que el momento fugaz, Sus tres hijos lo atan, estan en edad de vivir con los padres juntos, el viejo truco. O sea que al final seré una cansada vieja, sola. Me siento tan despreciable y decidí que de ahí obtuvel el valor de replantear mí situación. De regreso a la oficina, entré serena y segura. Marco Antonio cruzó la sala indiferente como siempre, tal vez pensó que después le. agradecería el regalo.
En la tarde lo esperé en el punto acordado, su rostro se notaba ansioso, se lo dije :Tu crees que yo debo creerte.
Siento que soy el lado oscuro de la luna, por lo tanto exijo que de vez en cuando salgamos juntos. Le dices a ella que hay un campeonato de Babi entre solteros y casados.
-No juego. Vamos al Supermercado.
Un domingo en la mañana ,un compañero enfermo. Es simple.
-No amorcito,no me gusta mentir. No puedo... |