El café cada vez más obscuro que el anterior. Como no sentirse solo, apenas unas horas y ella lo despojo del poco viento que en sus pulmones almacenaba. El tiempo, la sorpresa, y esa luciérnaga sonámbula entre el vacio del espacio infinito, nada ni grande mucho menos pequeño pudiesen recorrer esos labios, los que alguna vez confió a ella, ahora olvido. Tal vez lo que estuviese pensando en esos instantes no tenga algún sentido pero era el momento más vacio que alguna vez el vivió. Pudo desear la muerte, la maldición eterna, y la desdicha a esa gitana, pero no lo hizo. Torno su cabeza a la malla de la puerta que da al patio y se trago sus lágrimas. Sumergiéndose poco a poco en su misma desdicha. Ese sabor salado que se apodero de sus últimos instantes, donde despojado abatió el lingote con el que lo tenían atado, obsequiándole un grito a la soledad. Le dijo: si, yo otra vez! Aquí como me lo tenías programado. Otra vez aquí! Como lo tenias tu ya planeado! Disparando palabra tras palabra arrasando con el ahora recuerdo, se desplomaron las paredes y una luz blanca descendió sobre él. Deslumbrado su entorno poco a poco se lo tragaba esa luz destellante.

“La soledad es non grata” suscito la luz.
“Pero non grata persona es aquel que se entregue a ella. Así que despierta y observa que eres el inicio y el final. Existente en un círculo incesante sin más huella que la memoria. Eres la conclusión en movimiento de un interminable viaje, cuyo valor radia y trasciende a través de la misma materia, en distintas frecuencias y realidades. Tu camino no está gobernado ni trazado y los obstáculos no son más que el reflejo y conclusión de una de tus tantas travesías en este estado de materia que muchas veces son difíciles de digerir y procesar. Nada es improbable, y mucho menos perfecto. Hasta el viento tiene agujeros. “
Despertó, sorbió el último trago que danzaba es su copa, sonrió.