las deudas pasaban por mi mente, como locos entrando a su jaula... era mucho para una pobre persona como yo... debía hacer algo, pero, no sabía qué ni como... miré el libro verde que yacía sobre una mesa dentro de mi casa y lo abrí. leí un rato, era hermoso lo que decía... nada tiene sentido si no hay amor en mi alma… me reí de todo cuanto sucedía, pues, ¡qué está mal!, ¡qué está bien!... ¡ya, basta!, grité a toda aquella jaula interna de mi loca existencia. las voces callaron por una eternidad o un instante, no lo recuerdo. de pronto, un dolor punzante se introducía sin parar hasta palpar las venas de mi alma... muéranse, pensaba... ya con el tiempo sobre mi vida, supe que debía pasar la página y seguir jugando a ser la siguiente persona. a ser un deudor y pagar el resto de todas mis deudas... parece que así debía de ser, pues, la noche empezó a brillar, sin estrellas ni luna... fue algo natural que todos los dioses abrieron sus ojos en medio de una noche tan especial... fue extraño pues sentí mis manos llenas de tesoros eternos y sin más brillo que el de un corazón feliz y satisfecho…