A veces, me pregunto, si es sólo la costumbre
lo que ata mi cintura con este delantal,
que se aferra a mi talle y que oculta los valles
lejanos y serenos que gritan libertad.
A veces... sólo a veces, corriendo con mis sueños,
descalza sobre el césped tranquilo y refrescante,
escondida en lo verde, fantasiosa y sonriente
me he encontrado, perdida, otros brazos amantes.
Si tejiera mi estambre con esos dos colores,
unos ratos despierta, otros ratos dormida,
hallaría en su balance el ajuste perfecto,
la sazón que en el tedio, hoy le falta a la vida.
Pero es fuerte el amarre del entorno, la calle,
el decir de la gente y el absurdo murmullo.
Allá sigue mi valle, con su verde impaciente
y mis brazos ardientes... esperando los tuyos. |