...Por mucho tiempo, desde mi cama y entre mis frazadas inmundas, en la tenue desviación lunar que se filtraba por la ventana, estuve tratando de calmar a la abuela. Y entonces la vi, no a la abuela, sino a la rata, era una rata de tamaño mediano, gordísima, super plomiza (la luna lo respaldaba), los bigotillos brillaban desconocidos, estaba apunto de brincar nuevamente a la cama de la abuela, pero la detuve lanzando una de mis sandalias, inmundas por supuesto. La rata vio venir el proyectil e inmediatamente salió disparaba debajo de la cama. ¿Quieres que la atrape, abuela?, preguntaba casi forzado. Pero todo había caído en silencio, no escuché ni un sí ni un no de la abuela, solo un ronquido fulminante que a ratos confundía con roer fastidioso de la rata. La abuela está privada, me dije, me cubrí la cabeza con mis frazadas inmundas y cuando estaba a punto de consiliar el sueño empezé a escuchar el reptar de alguna cosa. La luna seguía iluminando tristemente nuestro cubículo, me senté un momento a inspeccionar el piso, la rabia se me subió al cerebro. La rata estaba arrastrando a mordisco limpio mi sandalia. Tuve que levantarme, eran mis únicas sandalias, traté de no hacer tanto ruido, la abuela sufre de pesadillas, cuando es despertada a la fuerza se confunde con sus enemigos, alguna vez en medio de mi insomio y porque se me había caído la borcelana, me aventó el vaso que tenìa al lado, con esa agua pestífera y esos dientes postizos vinagrados, por suerte falló en su disparo, el vaso reventó en la pared de mi cabecera y saltó a mi toda la inmundicia. Pero regresando a lo de la rata. Me puse mis medias, también las únicas que tenía, y empecé a caminar, de puntillas, uno por no hacer ruido, y otro para que la rata no se espantara y no causara ningún alboroto. Ni bien me vio, la rata empezó a avanzar hacia la puerta, cautelosamente también, despacito, arrastrando en sus fauces mi sandalia, acompasábamos nuestros pasos; la rata desapareció, llegué a la puerta, la vi corriendo inmunda por el corredor de la quinta, hacía gestos extraños con la cola, ¿quería esta rata gorda y sucia que la siguiera?...La luna llena era perfecta, no necesitaba otro tipo de luz.........continues...