Era un mal momento en el fondo del mar y había pocos peces para un joven calamar que había perdido a su familia y nadaba hacia lo profundo, en busca de comida, donde no existen días ni noches.

A lo lejos brillaban las escamas plateadas de un grupo de peces, al acercarse se da cuenta que es un grupo de hermanas Lambries que parecían no verle venir mientras cantaban y reían.

Se le acera cautelosamente desde lo lejos y sus ojos se le quieren escapar a causa de la oscuridad, no lo podía creer, un grupo de hembras indefensas en la oscuridad, que buen plato, pensó.

Entonces la mayor de las hermanas le ve y le grita detente!, el la ignoro y continuo avanzando mas lentamente: “Que me detenga? Se preguntó, Si claro… hoy no discutiré con mi cena”

Las Hermanas parecían no moverse pero esto tan solo inquieto más a Gabruelo quien no comía hace varios días y pensaba: “Cuanto he sufrido a la Claridad del sol donde tenia que luchar para comer un pez por día pero en las profundidades son siete de un bocado y es que afortunado soy que no le temo a la oscuridad”

La hermana menor al ver que su curiosidad no se detenía y venia por lo suyo le ordena: Vete a comer plantón que abunda en la superficie y, por favor, déjanos vivir! las otras se echaron reír, menos la quinta hermana, que al verlo tan cerca muerde con toda su fuerza a la gigantesca Ballena que dormía mientras las damas le aseaban, esta despertó y de un bostezo se tragó al calamar.

Las Hermanas mantuvieron la compostura pues en la oscuridad hay mucho atrevido que mal paso da y Gabruelito hoy no comerá por qué solo escuchando se sabe con quien se está tratando.