Cáncer y Sismos
El seguro es un cálculo
matemático de probabilidades
entre riesgo, ganancia y pérdida.
(Alejandra Miranda)
Según los entendidos en el tema de los terremotos, y el anterior Director de la ONEMI, Doctor Alberto Maturana, Chile es el país más sísmico del planeta. Este record se suma a muchos menos dignos, como violencia doméstica, la prohibición legal de alborto terapéutico y a otros menos importantes que pueden ver en un enlace al final de esta crónica.
Desconozco la estadística comparada, pero Chile además tiene en sus registros que la segunda causa de muerte es por cáncer o tumores malignos. Esto que en sí es una tragedia, por su recurrencia es lo normal. Frente a esta normalidad, las Instituciones de Salud privadas (ISAPRES) ofrecían a sus afiliados la cobertura de un seguro por enfermedades catastróficas, donde se incluía el cáncer. Catastróficas no por la morbilidad y mortalidad que conlleva, sino porque el tratamiento muchas veces implicaba el empobrecimiento de la familia ante su alto costo. (Igual o superior a 30 veces la cotización pactada).
Recordemos que todo seguro es un tipo de contrato donde si la probabilidad de ocurrencia del siniestro es alta, el seguro es caro por que tendrá mayor probabilidad de cubrirla. El cáncer, entonces, era caro para el usuario porque era muy posible que alguna vez lo padeciera y que, en consecuencia, el seguro tuviera que pagar.
Tenemos entonces, que lo normal, hacer un cáncer, es considerado por las ISAPRES como Catástrofe. Para obtener dicho seguro hay que pagar además del 7% de sueldo, un adicional que varía de acuerdo al plan de salud que se tenga, y que por ser un adicional ante un evento no querido, nadie contrataba.
En los últimos 2 gobiernos de la concertación se creó el Plan AUGE, que establece garantías para las necesidades de salud más graves, frecuentes y sensibles para las personas. La primera patología incluida fue el cáncer. Es decir, se garantiza la atención en las enfermedades catastróficas tanto a afiliados al sistema de salud público como privado. La explicación de esto es que si estamos ante una patología tan frecuente entre los chilenos, el mismo Estado debe garantizar la atención y no deja al ciudadano expuesto a un seguro que nadie contrata porque justamente por la alta ocurrencia del “siniestro” cáncer, el valor de la póliza es muy oneroso. Lo anterior, tanto porque es el Estado quien protege a los ciudadanos, pero a la vez, porque a la larga al Estado le es más rentable. Si todos mueren de cáncer cuyo tratamiento no puede solventar, entonces el Estado igual debe terminar costeando su enfermedad, sumado esto al costo de tener una población enferma, de mayor mortalidad y de menor capacidad productiva.
Como señalé en anterior crónica, cada chileno vive al menos 4 grandes sismos, experiencias que se adhieren a la memoria ya sea como anécdota o tragedia. Los sismos en Chile son normales, ocurren diariamente y nos los percibimos. La placa continental y la de Nazca disputan centímetros a lo largo de nuestro territorio marítimo, y estamos mentalmente, y en la enorme mayoría de nuestras construcciones, preparados para aguantar los movimientos.
La mayoría de las viviendas derruidas por el sismo actual, o estaban derechamente mal edificadas, con estudios de suelo mal realizados, o eran antiguas casas de adobe, que pese a que tiene pésimo comportamiento frente a los sismos, ya había soportado a lo menos 4 terremotos anteriores.
Cualquiera sea la causa de la catástrofe familiar al quedarse sin vivienda, es parte de la normalidad de los chilenos, una catástrofe igual de normal que el cáncer.
Sabemos que el sistema privado ofrece garantías a través de costosos seguros por sismo. Sólo el Banco Estado (público) incluye seguro ante sismo en el dividendo mensual para cancelar el crédito hipotecario.
Las autoridades hablan de que Chile recién se recuperará no antes de 5 años y que los costos serán de más 30 mil millones de dólares. (fondos que Hacienda posee y guarda celosamente)
¿Y si fuera el mismo Estado quien de garantía ante estas catástrofes?, no en vano se cancela impuestos por los bienes raíces, impuesto por permiso de edificación, impuesto por cada ladrillo o madera que sirvió para construir y por cada mueble adquirido en el comercio.
En definitiva, es la nación, el país y el Estado entero quien termina afectado por los sismos. Y los gobiernos, mal o bien, son quienes asumen la reconstrucción como si fuera algo anormal. O sea, que los chilenos estamos tan expuestos al cáncer como a los terremotos y tsunamis. O sea, ninguno de ellos es una catástrofe que escape a la normalidad ciudadana. Es decir, el seguro especial para sismos es en Chile el mismo chiste de mal gusto cuyo único beneficiado es la transnacional y nunca bien ponderada compañía de seguros.
Record chilenos chantas:
http://chilefriki.blogspot.com/2006/05/los-chanta-records-guinness-chilenos.html
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