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Inicio / Cuenteros Locales / cazadoradecuentos / EL VIAJE (capitulo 1)

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- PRÓLOGO -

Esta es una historia creada por mi imaginación, aunque me he inspirado en ciertos rincones, lugares de la geografia española, que desde tiempos inmemoriables han sido lugares de poder, lugares donde, por razones que ya hemos olvidado, gentes de todo el "viejo mundo", se reunían en lo que más tarde se conmocerían como los aquelarres.
Sobre esto trata esta historia, de una de esos viajes de iniciación que cambia el alma de aquel que lo lleva a cavo. Hay un refrán muy conocido que dice que " En Iberia, una ardilla podía viajar de una punta a otra sin tocar el suelo" Asi podreis haceros una idea de como era este pais en los albores de sus sociedad. Los bosques mas grandes y antigüos de Europa se extendían en estas tierras, sin fin aparente, pues unos bosques se unían con otros, solo separados por los grandes rios y altas cordilleras montañosas.
Al norte de estas bastas tierras, aún salvajes e inóspitas. A la sombra de la mas grande de las cordilleras iberas, las gentes vivían en pequeñas tribus, cada una con sus leyes y justicias propias. Solo se mezclaban los diferentes clanes durante los trueques de verano, donde intercambiaban los excedentes de una por los de otras.
Tambien había guerras tribales, y cuando una tribu era arrasada, los supervivientes, casi todo mujeres y niños, eran llevados a los mercados, pues desde siempre a habido ricos y pobres, esclavos y hombres libres.
Y en uno de estos mercados se hallaba nuestra, entonces muy joven protagonista.

- CAPITULO 1 -
Unas cadenas demasiado grandes para su tamaño le impedían lebantar los brazitos, tenía el pelo rebuelto y estaba sucia. Tenía el alma cansada de tanto llorar, sus ojos miraban sin ver y sus oidos solo escuchaban un murmullo en mitad del barullo del mercado. No sabía cuanto tiempo habían estado viajando, ni donde se encontraba ahora mismo y le daba igual, ya todo daba igual.
No escuchó la puja, ni vió quien la arrastraba de las cadenas, ni sintió el picor de la paja cuando la subieron a un carro, solo cerró los ojos con la intención de dejarse morir y poder reunirse con su difunta familia.
Soñó con gritos, llamas y el brillo del metal, hasta que poco a poco el canto de unos pajarillos fueron colandose en su subconsciente para hacerla volver al mundo de los vivos. Abrió los ojos y frente a ella, en el alfeizar de un ventanuco pudo ver a los dos gorriones que la habían resucitado.
Se hallaba en un camastro de paja, en una habitación pequeña llena de camastros como el suyo, se incorporó en la cama y en aquel momento se asomó una mumachacha algo mayor que ella por el marco de la puerta.
-¡Juani! Se ha despertado ya- Gritó mientras se alejaba corriendo.
Al poco rato, entró en la habitación una mujer gruesa y robusta que traía apoyada en su cintura una palangana llena de agua.
- Muy bien pequeña. Ya te as despertado, supongo que estarás agotada- Se sentó a su lado y colocó la palangana en la cama de enfrente- Espero que ya estes mas descansada, labate un poco y cambiate de ropa- Esbozó una sonrrisa gentil- Luego te prepararé algo de comer, seguro que estas tan hambrienta como cansada, y una vez que estes recuperada hablaremos de todo con tranquilidad- Tras decir esto volvió a marcharse cerrando la puerta tras de si.
La joben se refrescó con el agua y se puso un sencillo bestido de lino color verde con un delantal blanco, salió de la habitación, caminó despacio por el oscuro corredor y bajo unas largas escaleras donde un deliciosa aroma le inundó las fosas nasales, recordandole el hambre que tenía. Allí estaban las dos mujeres de antes, la chiquilla cortando cebollas y la mayor hechando leña a la hoguera para que el guiso no se enfriase. Cuando la vieron entrar la invitaron a sentarse en una larga mesa que habia en el centro de la estancia y le ofrecieron un cuenco del guiso con un mendrugo de pan que la joben devoró con ansia.
- Haber pequeña... cuantos años tienes?- Le preguntó la anciana con un extraño acento.
- Tengo diez años- Murmuró mientras se metía el último pedazo de pan el la boca.
En aquel momento se escucharon ruidos en la sala contigua y la mujer se sobresaltó.
- Venga Sofía! Ponte en marcha que los señores se han lebantado ya- Dijó mientras se lebantaba el bestido y salía por la puerta.
La muchacha comenzó a servir el guiso en una cazuela mas pequeña y a preparar los platos para servirlo. Al poco rato vovió la anciana a la cocina y cojió los platos de la encimera.
- Muchacha vamos, los amos te quieren conocer- Le dijó a Irati cuando pasaba por su lado.
A la joven se le iluminó entonces la bombilla que había estado apagada hasta ahora "La habían vendido como exclava" y ahora tendría que servir a una familia hasta el fin de sus días . Sintió ganas de llorar otra vez y sintió como una lágrima le resbalaba por la mejilla.
- ¡Niña! ¡Ahora no es el momento!- Le dió un codazo para sacarla de sus pensamientos- Venga anda, lebantate y vente detrás de mi-
La niña se lebantó y siguió a juana hasta la sala contigua pegada a sus anchas faldas. La casa parecía muy grande, la mas grande que ella había visto. El techo de aquella sala era altísimo y lo sostenían enormes vigas de madera. Una enorme chimenea de marmol negro calentaba la estancia y enormes telas de colores colgaban de las paredes.
- ¿Asi que esta es la nueva?- Una voz grave la sacó de su ensimismamiento. Un hombre de ojos oscuros y barba cana, de complexión fuerte y cara seria.
En la mesa había otras tres personas; Una mujer, también de cara seria; Un niño de la misma edad que Irati, que la miraba con curiosidad y una anciana que parecía no ver muy bien.
- Si amo. llegó ayer y está lista para trabajar- Le contestó humilde Juana.
- Muy bien, es joven pero creo que podría ayudar en la cocina.¿ no crees?-
- Si amo, en la cocina siempre viene bien otras dos manos- Tras decir esto cojió a la joven, le dió los platos que llevaba en las manos, le hizó un gesto con la cabeza para que los dejara en la mesa y se fue a por el caldo a la cocina.
Irati se hacercó al hombre cavizbaja y le pusó el plato delante, cuando hiba a marcharse para dejar el siguiente, el hombre la agarró del brazo y la miró a los ojos.
-¿Como hemos de llamarte, pequeña?- Los rasgos de aquel hombre eran angulosos y frios.
- Mi nombre es Irati, señor- Murmuro nerviosa.
- Amo. Soy tu amo. No lo olvides nunca-
- Si.... Amo- Al decir aquella palabra le pareció estar firmando su sentencia de muerte, dejo el resto de platos y regresó a la seguridad de la cocina.
Allí ayudó a la joven Sofía a pelar patatas y cuando Juana lo necesitaba , la ayudaba a servir a los amos. Estos amos eran gentes venidas del este, de refinadas maneras y sociedad jerarquizada, gentes que vivían en casas grandes de piedra y allí pasó nuestra joven protagonista los siguientes cuatro años. Encerrada en aquella casa, en aquella cocina, saliendo solo para hacer pequeños recados y viendo através de un ventanuco como el amito jugaba en el jardin con sus perros.
Fueron cuatro años tranquilos, en la casa la trataban bien, Juana tenía todo su cariño, le recordaba a su difunta madre. Los amos tenían otras costumbres, rezaban mucho a su dios, pero jamás la obligaron a rezar ni nada. Pero ella seguía hechando de menos la libertad de corretear por los bosques, el bañarse en las pozas heladas, el encorrer a las ardillas...
Aquella casa era como una jaula de piedra que ha cada dia que pasaba se hacía mas pequeña y además, ultimamente, el amito, la miraba de forma diferente, incluso lo pilló un día mirandola como se lababa en la parte de atrás de la casa y aquella situación la incomodaba sobremanera pues había oido de boca de otras criadas lo que un amo cruel podía hecrle a sus criadas. Vivían en una gran ciudad, donde vivía mucha gente y olía faltal, allí no había árboles y las casas eran todas muy grandes.
Pasó cuatro años intentando resignarse a una vida de servidumbre y obediencia pero cada día que pasaba su mirada se oscurecía mas y todas las noches soñaba con esos bosques en los que jugaba de pequeña.

Una mañana, cuando Irati estaba recogiendo la alcova del amo, Juana la llamó a gritos desde la cocina para que bajara.
- Tenemos problemas niñas- Murmuró paseando por la cocina- Dentro de unas semanas vendrá una visita muy importante y apenas quedan especias- Entonces se sentó en la mesa con las muchachas- Os voy a tener que manadar a la ciudad portuaría más próxima para que compreís. Sofía, tu ya me as acompañado alguna vez y sabrás llegar. No es asi?-
- Creo que si Juana, pero nosotras solas...- Sofía parecía nerviosa.
- El amo nos presta un guradia para protegeros, ya que el camino es largo y peligroso- Otra vez se lebantó para pasear por la estancia- Saldreís mañana al alba asi que preparaos el atillo-
Aquel día pasó volando y cuando llegó el momento de acostarse se encontró con un nudo en el estomago que le impedía cerrar los ojos. Giró la caveza y vió como Sofía la miraba tambien.
-¿Estas nerviosa? Yo nunca he salido de aqui...- Le susurró Irati.
- No te preocupes, iremos protegidas. Será como una aventura- Tras decir esto se giró y se durmió.
Al día siguiente salieron justo cuando salía el sol, ellas dos llevaban un pequeño carro y el soldado, armado hasta los dientes, hiba en un gran caballo.
Pasaron dos días viajando hacía el este y una noche pararon junto a un riachuelo, en un pequeño claro junto al camino donde el brillo de la luna alejaba las sombras. Prepararon un pequeño fuego y mientras la muchachas preparaban la cena, el soldado ponía comodos a los caballos, luego se acercó a ellas para cenar juntos. Cualquier guiso bajo las estrellas sabe mejor y estaban disfrutando de un poco de libertad cuando el soldado se incorporó con la mano en la empuñadura de su espada.
- ¿Que ocurre?- Preguntaron las muchachas.
- He oido algo- Contestó el hombre.
Se quedaron en silencio unos instantes pero no se escuchaba mas que un cuco cercano. El soldado se relajó y en el momento en el que volvía a sentarse , una flecha pasó silvando muy cerca de su cara hasta ir a clavarse en un tronco de la hoguera. Las niñas gritaron y se refugiaron debajo del carro en el momento en el que un grupo de hombres salía de la espesura y rodeaban al soldado.
Atacaron como perros salvajes, todos a la vez y aunque el soldado consiguio esquivar las primeras estocadas, al final, una hoja poco afilada entró en su vientre arrevatandole la vida poco a poco, aunque antes de caer al selo le gritó a las aterrorizadas muchachas que huyesen lo más rápido que pudieran. Esta obedecieron sin pensar y salieron corriendo hacia el bosque, tropezando y arañandose con las ramas.
Irati hiba la primera pues siempre fue muy ágil, pero cuando se atrevía a mirar atrás veía como dos hombres hiban ganado terreno. Al poco rato escuchó como su compañera tropezaba asi que frenó en seco, aunque solo pudo ver como los hombres la capturaban y golpeaban hasta dejarla sin sentido. Uno de ellos se la hecho al hombro y el otro miró a Irati con ojos lascivos, asi que aunque con lágrimas en los ojos, hecho a corres de nuevo como una loca. Corrió y corrió durante horas hasta que la luz del sol la saco de su trauma, se sentó bajo un enorme árbol, lloró desconsolada y al fin se durmio exauta. Durmió un día entero y cuando despertó se encontró perdida, sola y sin comida. Andó y andó hasta encontrar un riachuelo, donde se labó y bebió agua hasta saciar el hueco del estómago. Desde donde estaba, pudo ver una colina mas alta que las demás y decidió subir allí para ver si desde allí divisaba el camino o algún pueblo cercano, asi que comenzó a caminar con esperanzas renovadas.
La luna salió de su escandite y aquella noche estaba entera, una dama redonda que ilumina el mundo con su luz blanquecina y como había luz suficiente decidió seguir hasta la cima y descansar allí aquella noche.
Cuando llevaba un rato caminando, se olló en el valle el aullido de un lobo, y luego otro, en otro lado,y otro mas allá y otro... poco a poc se elevo en la noche una de las canciones mas antiguas y hermosas de la naturaleza, decenas de lobos lebantaban sus ozicos y cantaban a su diosa blanca. Aquel sonido sorprendió a nuestra joven protagonista ya que nunca lo había tan de cerca y decidió sentarse para descansar en un roquero mientras se deleitaba con aquel sonido que, por alguna razón,le provocaba un hermoso sentimiento dentro de su ser.
Devió de adormilarse un poko pues se sorprendió al escuchar como los aullidos ahora se oían mucho mas cerca y en ese momento se le pasó por la caveza que quizás fuera una manada buscando algo que cazar, tuvo miedo, se incorporó y busco a su alrededor algún árbol donde poder refugiarse, pero a su alrededor todo eran pinos silvestres, de ramas altas y troncos rugosos, la chiquilla no llegaba a las ramas mas bajas, pero a la luz de la luna pudo ver como en la cima de la colina se dibujaba la silueta de un gran roble y allí si podría subirse, asi que salió corriendo de nuevo en aquella dirección ,durante su carrera escuchaba los aullidos acercarse e ncluso le pareció ver por el rabillo del ojos una figura moviendose entre los árboles sigilosa.
Por fin llego al roble, se abrazó a el un instante y subió encima de sus anchas raices, pegó un salto y se aferró con las dos manos a la rama mas baja con las dos manos,con otro esfurzo subió los pies y se abrazó a la rama con ellos tambien. Y en esta pose tan ridicula se hallaba cuando una voz femenina se alzó por encima de su miedo.
- No pretenderás que te siga hasta allí arriba-
La niña pegó un respingo y callo al suelo golpeandose las costillas con las raices del árbol.
- Espera, no te muevas- Unas manos la agarraron hasta que abrió los ojos, entonces pudo ver a una mujer inclinada sobre ella.
Al ver que la niña se relajaba, la mujer soltó sus hombros, le lebantó un poco el bestido y le palpó las costillas.
- No tienes nada roto, puedes levantarte- La mujer se incorporó y se sentó unos metros mas allá en la hierba.
- Tu podrías ayudarme, me he perdido. Fuimos atacadas...pobre Sofía...- La niña se sentó dolorida y apoyó la espalda en el tronco. Por primera vez se paraba a pensar en la suerte de sus compañeros y sintió ganas de llorar.
- Hablaremos de todo eso mas tarde, ahora ven aqui y sientate a mi lado. Estate callada y quieta, y creeme cuando te digo que tu vida depende de ello-
La pequeña titubeó unos instantes pero al final obedeció y se sentó junto a la conocida.
-¿Por qué? ¿Que vas hacer? ¿Qué va a pasar?- La niña volvió a ponerse nerviosa, pero al ver la fulminante mirada de aquella mujer cerró la boca humilde. Un instante despues se olló un aullido muy cercano, la muchacha tembló pero más tembló cuando vió como la mujer lebantaba la caveza y de su garganta surgió otro aullido, al cual se le unieron muchos otros, todos ellos muy cerca, hasta que al fin, de la oscuridad del bosque surgió una sombra blanca. Un enorme lobo blanco fue el primero en salir de la espesura.Se acercó hasta colocarse a unos metros de ellas y olfateó el aire.
La niña estaba alucinada, nisiquiera podía sentir miedo , estaba fascinada con aquel animal, el cual tra tomarse su tiempo en insspeccionar los alrededores se acercó a la mujer y para sorpresa de Irati le lamió en la mejilla, luego se sentó enfrente de la muchacha y la escrutó unos minutos. Aquel lobo la miraba directamente a los ojos y ella tampoco podía apartar la mirada, aquellos ojos color miel la tenían atrapada en incluso le pareció que podía leer en su interior. Tras unos minutos el animal lebantó la caveza y lanzó otro aullido a lo que la mujer contestó con otro. En ese momento surgieron del bosque una decena de lobos mas y todos ellos siguieron el mismo ritual, era como si estuviesen presentando e incluso dos de ellos eran cachorros de aquel mismo año que mostraron mas curiosidad por Irati que los demás , pero no llegaron a tocarla.
Durante un par de horas que parecieron minutos, estuvo viendo sus juegoa alrededor del roble y por un rato olvidó todo lo que le había sucedido los últimos días. Al cavo de ese tiempo los lobos se fueros de vuelta a la espesura y de su visita solo quedó el eco de unos lejanos aullidos.
Las dos se quedaron en silencio unos minutos, Irati tenía la sensació de haber vivido un momento único. Por primera vez en años se sintió como cuando era una cria y se sentía libre del todo, corriendo descalza por los bosques de su tierra.
La extraña se incorporó renqueando un poco de los riñones.
- Ven, sigueme- Y tras decir esto comenzó a andar tranquila.
- ¿A donde vamos? ¿ Por que ha pasado lo que acav de pasar? ¿Son tuyos esos lobos o esque los has hechizado?- De pronto, Irati entro en un estado de excitación y siguió a la mujer dando saltitos a su alrededor y preguntando todo lo que se le pasaba por la caveza.
En aquel momento Irati era la chiquilla que devía ser, aquella que dejó olvidada cuando vió morir a su familia. Por fin volvía a aflorar esa inocencia y curiosidad innata de la jubentud, y la extraña mujer caminaba en silencio pero con una intrigante sonrrisa dibujandose en sus labios a cada pregunta de la chiquilla. Caminaron un rato, la luna se ocultó detrás de las altas cumbres y los pinos dierón paso a altísimas hayas. Llegaron a un pequeño roquero en mitad de bosque y lo siguieron por su pie hasta que la mujer apartó unas ramas para dejar a la vista una pequeña abertura en la roca. La mujer tuvo que agacharse para entrar pero Irati paso sin problemas y se sorprendió al ver que tras pasar un estracho pasadizo, se abría una enorme sala escabada en la roca por antiguas aguas. Estaba bien iluminada con una hogera en el centro de la estancia y el humo escapaba por una fumarola natural que salía a la parte superior del roquero.
En un lado de la sala había una enorme estanteria de madera con cientos de vasijas y tarros de todos los tamaños y sobre la estanteria cogaban de una cuerda muchisimos racimos de distintas plantas que se estaban secando. En un rincón mas apartado había un pequeño camastro con una gran piel doblada encima, un pequeño banco y un gran baul eran sus únicos muebles. Casi parecía una casa humildeñ.
La extraña cojió dos cazos de la estanteria y los lleno con un caldo que se calentaba en la hogera, se sentó en el banco y le ofrecio un cuenco a la niña, la cual se sentó a su lado en el suelo y sopló al caldo para enfriarlo.
- ¿Como te llamas, pequeña?- La voz de la mujer ahora sonaba mas tranquila e incluso destilaba paz.
- Mi nombre es Irati- Ahora si provó el caldo que le gusto mucho y lo bebió de un sorbo.
- Mmmm... Irati... Un hombre con significado y muy antiguo- Murmuró la mujer entre trago y trago.- Muy bien Irati, mi nombre es Gala.¿Y se puede saber que hace una cria tan pequeña en un sitio como este?-
- Pues yo trabajo para unos extranjeros...bueno...me compraron como esclava...y dos de las doncellas hibamos de viaje en busca de especias, pero hace dos noches nos atacaron unos hombres...El guardia murió allí mismo...a Sofía la capturaron cuando huiamos por el bosque y yo me escape aunque perdiendome en este bosque inmenso-
- ¿Y quieres regresar con aquellos que te compraron como quien compre una barra de pan?-
Aquella pregunta la pillo desprevenida pues le había costado mucho resignarse a una vida de obediencia, pero ahora se lepresentaba la posivilidad de hacer lo que quisiese.
- Supongo que no tendría porque volver, lo mas seguro esque ya me hayan dado por muerta-
-¿Y que vas hacer con tu vida a partir de ahora? Yo lo pensaría bien- La mujer llamada Gala la miraba con un extraño brillo en los ojos.
Irati se rasco la caveza abrumada por tanta responsavilidad. Se le pasaban cientos de cosas por la caveza pero ninguna le convencia del todo y en esta posición estuvo mucho rato, cavilando mientras Gala la miraba, ahora con una extraña sonrrisa.
- ¿Sabes donde te encuentras?-
- Pues no muy bien, desde que me capturaron he viajado muchisimo y no se muy bien hasta donde he llegado-
- Pues estas en Pirenne, la cordillera mas grande de toda Iberia. Este bosque se extiende desde el mar que trae a todos los extranjeros hasta el oceano del que ya nadie vuelve- La mujer se lebantó y sacó del baúl una piel de ciervo que le ofreció a la chiquilla- Verás... piensa bien en todo esta noche. De todas formas... dejame darte otra opción para que recapacites...pues me hago vieja y ya no tengo la agilidad ni fuerza de antaño. No lo había pensado pero tu llegada a sido como una señal, la manada te encontró. Lo que quiero decir es que mañana te puedo acompañar al camino mas cercano o puedo empezar a enseñarte todo lo que yo se y combertirte en mi aprendiz-
- ¿Aprendiz de que?-
- Bueno...Me llaman de muchas maneras, pero la realidad esque vengo de una estirpe muy antigua en la que adoramos y estudiamos a la madre natura-
- Mi madre me hablaba de vostros aunque la gente corriente os llamahechizeras-
- Antiguamente nos llamaban druidas, ese es el verdadero nombre. Ahora acuestate, piensa en tus sueños que es lo que quieres hacer y mañana hablaremos mas tranquilamente- Tras decir esto se acostó en su camastro y la niña la imitó.

Texto agregado el 05-03-2010, y leído por 127 visitantes. (0 votos)


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