La poesía oculta de mi ciudad,
la droga que no me deja ver la realidad.
Vos,
con total impunidad,
yo, escondido en esta soledad.
Camino solo,
hacia el pozo,
oculto, retorcido, asqueroso;
viendo en cada vidriera,
el reflejo de algo...
irreal.
Y en ese momento,
cuando el hedor del sentimiento,
me abraza
y me deja un remordimiento,
me doy cuenta.
Que todo pasa por ese maldito momento.
Que el futuro
y el pasado
(que hoy los recuerdo cortado)
no se viven...
no se usan...
Solo tu cabeza es lo que te pesa,
lo que te mantiene presa.
Que con la cerveza
de cada noche,
ella, debe de estar,
escondida en algún coche,
con el sudor pegado,
con ese sudor salado.
Ahí reacciono.
Solo el presente
(ese imbécil recurrente)
es lo que se vive,
es lo que se siente.
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