Implacable,demoledor y repentino,
dejando a tu paso ido
desolación y ruinas,
no distingues credos ni razas,
solo nos golpeas, aun conociéndote.
Es esta tierra tan bella
y nos remeces para abandonarla,
pero nuestro amor a ella
nos hace abrazarla...
Nos castigas embraveciendo al mar,
arrastrando al dormido,
dejando a su paso,
llanto, miseria y dolor.
Sabemos que estas ahí,
dormido...
que cuando te olvidamos
¡despiertas!...
nos ensordeces con tu bestial eco,
subterráneo y agudo,
despertando hasta las piedras...
Nos ruges y aturdes,
hasta el mas valiente sucumbe,
cayendo rendido escuchando a un corazón,
palpitante de miedo,
tratando de huir del pecho.
Solo en el fragor del movimiento,
te sientes pequeño,
cerrando los ojos
para no mirar...
lo que antes estuvo de pie.
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