Levanto la cabeza hacia arriba.
Quiero seguir jugando con mis muñecas, solo un ratito más por fiiii… déjame que no descubra que me hice mayor, que no quiero pensar que tengo vidas, que contienen la sabiduría de la vejez en su nube de estupidez, en mis manos. Y que esto, a pesar de ser lo único que tengo hoy por hoy, me hace bastante feliz(a ratos).
Quiero pensar que algún día podre juzgar con colores y dibujos, el esfuerzo de personas que serán importantes, y demostraran al mundo que aun hay un lugar para la bondad, cuando me llamen “seño” , sabré que todo esto mereció la pena, lo sé y tú lo sabes también.
Quiero creer que lo temporal, y la espera de la sequia, dejara paso al sol y que brillara hacia un proyecto nuevo, uno mío, que realmente me llene. Pero siendo sincera, ver el ir y venir de sonrisas ajenas y los frutos que cosechan, a veces me da rabia.
Me pregunto el por qué:
¿Por qué yo no puedo hacer ese viaje hacia nunca jamás? ¿Por qué yo no soy lo suficiente guapa, para salir de fiesta en bikini? ¿Por qué yo no puedo ser, tan siquiera, considerada para esa tarea? ¿Porque no se me dan bien las mates?
¿Es Por qué digo las cosas como las pienso y no pienso lo que digo? o ¿Por qué no ha sido suficiente el esfuerzo?
¿Por qué yo? ¿Por qué tengo que lidiar con esto desde hace tanto y para siempre? ¿Por qué aun hay más por qués? ¿Por qué tras las lágrimas solo quedaron reproches, Y tras el fracaso, ese rencor, ese odio interno que tanto me cuesta controlar?
¿Será que tengo demasiado tiempo para echar de menos? ¿Para pensar en cuantos os quiero? Demasiado tiempo para pensar que me merezco una pizca más de mis expectativas.
Y así están las cosas:
Pastillitas de colores para no abandonar mis sueños, tomadas en la cama, con cucharita, eso sí.
Un monedero vacio y un corazón dispuesto a echar horas extras…
Una palabra que dicha a destiempo, puede tambalear una amistad.
Magdalenas y croquetas para aguantar el tipo y no envenenar más mis venas, ¡ah! Si es así, si.

Definitivamente:
Creo, que me deje la cordura en el parque, mientras columpiaba a lo poco que me queda de fe. Respiré hondo, noté la contaminación en mis pulmones, me impulsé, tomé fuerzas y créeme que quería…
Que quería y quiero:
Echar a volar cual dumbo, sin considerar el escaso tamaño de mis alitas desilusionadas, echaría a volar como una urraca, todo el día asomada a la ventana, metiendo las narices en guisos ajenos, y sin saborear mis propias conquistas…
Que quería y quiero:
Jugar a que todo esto es, como cuando se acababan las pilas del cocodrilo sacamuelas y había que ponerlas nuevas, pero mama ya no las compra y yo tengo que sacarme las del juicio…
Que quería y quiero:
Poder tener la conciencia tranquila de que esta vez, al menos, debería estar orgullosa de mis nervios no correspondidos y mi tranquilidad en los malos momentos… pero dudo hasta de la sombra que me persigue e intento pisarla como si fuera la de un pirata…

Pero, hoy, ahora, en este instante en el que:
La montaña de recuerdos se cierne sobre mi pelo recién teñido y resbala como por un tobogán. EL diario se cierra sin dejarme desahogar estos estúpidos pensamientos, y el baúl no se abre para coger peluches nuevos a los que abrazar por la noche, ni piezas de puzles para ocupar esta loca cabecita. Soy consciente de lo patéticos que son mis horarios y costumbres diarias. Me siento triste y desocupada.
Realmente Creo, y me convezco, de que no hay forma de levantarme de la alfombra y no quiero rezar para que suceda algo mágico, pues perdí la esperanza de que sirva de algo.
Hoy que veo las nubes más cerca que nunca, amenazando nieve acida sobre mis únicos bienes.
Ahora que quisiera coger el volante de mi vida y dirigirme directa y toda veloz hacia el mar, mi mar, sin pensar tan siquiera en hundirme…
En este instante en que he vuelto a notar las lagrimas lloviendo sobre mis mejillas mal maquilladas…
Alzo la mirada al mundo. Levanto la cabeza hacia arriba…
Y como de la nada, suave y firme te encuentro a ti de nuevo, la mano: esa mano que siempre me ayuda a levantarme y sin saberlo me salva. Esos labios que me siguen haciendo cosquillas en el corazón con un chiste y besando como a una princesa, y que tras tanto tiempo, sin necesidad de bromas, hoy, me dedican otro: tú puedes con esto y con más… en un beso.
Me levanto, y si me tiemblan las piernas, ahora delante mía encuentro, como si de un 24 horas se tratase: Ese abrazo, el de un mejor amigo, un amigo especial como te bautizaron el resto de manos que siempre van tras la tuya, a levantarme y decirme que ya está la cena… como siempre, siempre, y de la misma manera está, y sin fallar, tu calor día a día, que tanto anima.
En este instante: No tengo miedo, de estar de pie y caminar, siempre y cuando sea a tu lado.
Giro la cabeza tan solo un poquito, alzo la mirada, siento tu mano en la mía y me doy cuenta de que hace ya tiempo me hicieron un buen regalo, con el que no debía jugar, que era como una de esas figuritas de porcelana, que te enseñan, que hay cosas en esta vida que hay que cuidar. Recuerdo ese día del que hace casi 4 años y aun me emociono.
Y hoy, ahora, en este instante que he recordado ese regalo, me he dado cuenta de toda su importancia. ¿Quieres saber cual fue?
El apoyo de una persona, con la que hoy por hoy, y creo que por mucho tiempo, se que sería imposible, que yo consiguiese sentarme a mirar el atardecer sin necesitar un pañuelo y ahogarme en una caña de cerveza, y lo que es aun mas difícil, que consiguiese levantarme antes de perderme en mis propios delirios.
Vino en forma de ranita con la que compartir ratos de risa y de intimidad, en forma de hombro con el que llorar y, de niño con el que jugar, pero ahora sé: que eres la media fruta que no me da alergia, el hombre con el que, con esfuerzo, cariño y esperanza, construir un verdadero castillo de reino de cuento de hadas.
Y hoy, ahora, en este instante me pregunto el por qué
¿Por qué te escondiste tanto que tarde en encontrarte? ¿Por qué gasté tan poco tiempo en desenvolverte y tanto en comprenderte? ¿Por qué me cuidas tanto si solo soy una niña caprichosa y quejica? ¿Por qué mi día parece otro si tú me acompañas en la comida? ¿Por qué quiero estar siempre juntos, siempre y un día mas?
¡Ay! ¿Por qué te querré tanto? ¡Ya lo sé! Porque…
Fue El mejor regalo que pude imaginar, tu presencia en mi vida, mi amor.


Para mi príncipe azul, que sigue regalándome tardes como las de hoy sin desteñir… con deseos de que te guste y lo entiendas, y con estimado afecto:
Siempre tuya desde mi torre haciéndome trenzas: Asairi