Chancho: ¿A qué viene esa cara?.

Perro: Me regañó mi amo...

Chancho: Pero si vos sos un perro muy bueno; te portás bien y comés bien.

Perro: No lo sé Chancho... Mi amo se enfadó mucho cuando me vió perseguir vehículos...

Perro: Desde que me llevaron a pasear a la playa, que no he podido olvidar la imagen de aquellos humanos corriendo detrás del sol... A veces me gustaría tener una razón por la cual correr.

Chancho: Pero Perro, no entendés que tu lugar está aquí con nosotros che; es una labor importante cuidar la casa y, tenés el espacio suficiente para correr.

Perro: Lo sé chancho... Si supieras cuanto agita mi corazón el sol de primavera, a lo mejor comprenderías el encierro que me agobia.

Chancho: ¿Y qué querés, morirte de hambre como los demás perros de la calle? ¿no recordás en que condiciones te recibimos?.

Perro: Lo agradezco cada día... Pero dime Chancho, ¿no hay nada más que comer cáscaras de papas? ¿no te gustaría cuidar la casa, al menos por un día?.

Perro: El otro día te vi sonreír cuando apenas vislumbraste el cielo, pero aquella inmensidad no se encuentra afuera...

Chancho: ¡Pero vos sos loco!, ¿entonces por qué te pusiste a perseguir vehículos?.

Perro: No lo sé... Nada me importó en ese momento, más que la silueta de los demás perros corriendo, ya no podría arrastrar otra sombra como aquella.