Su excelencia excuse, en tanto en cuato, la irritante, casi rayando lo pecaminoso, gravísima falta, bien pudiera decir cuita, de protocolo.
Ruego ,pues, sea indulgente a la vez que virtuosa, su graciosa señoría y, condone mi agravio verbal...
Vengo a proponerle, que no a tentar, a su persona, que no a Excelencia, pese a no perder por ello majestuosidad su graciosa figura (siempre y cuando vuiseñoría acepte aqueste asunto).
Quería proponerle cierto deleite; vos perdone la necedad del estilo de esta necia pluma... que he sabido por mi escudero que a su vez oyóselo a otro siervo...
Dispense, no podría reproducir palabras tales pues sólo con oirlas, vuestra gláuca ánima hallaría trocada su pureza por la más horrible de las perversiones que rayan fuera de lo humano.
Mis palabras pudieran llevarme a la muerte por enojo vuestro, un gesto y llevarían a puerto sus deseos.
Aquesto es ansi y, por ello, alejad vuestros temores y venid a cumplir ,como alma generosa que se precie, mi último deseo puesto que el de Excelencia lo está.
Suplico y , a un suplicante recuerde, majestad, nada puede serle negado, venga a compartir con este humilde siervo, cuya humildad no quita valentía, no ya el fruto de este manzano sino lo sensitivo.
Pudiera decir por todo lo que escuchárasle a mi criado, que cosas tales yo no sé, que trátase de brujería puesto que de un cristal salen reflejos que no son verdad y se oyen voces del más allá.
Si ansí lo cree, trate por ensoñaciones mis palabras; pudiere que sin saberlo poseyérama con sus siete artes el demonio.
Venid con este poseso ser que soy yo.
A enemigo que huye: puente de plata, - espéraslo en él, añado yo, o el demonio.
Espero de vos prontas noticias pues, sin ellas no las hay siquiera de Dios.
Avuestra disposición pongo estos días tan contados.
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