le pidió que interpretara el circuito de silencios
que la mirada inquieta dibuja
cuando el sol instala su pregunta
en el dintel de la ventana.
Que descifrara esa especie de tristeza - casi un naufragio -
que lleva inscripta en la palma de la mano
y en uno que otro suspiro
que humedece la mañana.
La invitó a contar los pasos
y a prevenir la caída
en los interminables inviernos
en los que el fuego
no le alcanza para nada.
Su insistencia
la llevó
a la absurda pretensión
de creer que un sueño
puede guardarse
en la cartera
en un pañuelo
en alguno de los
desérticos nidos
que esperan a nadie
desde su balcón.
Entonces sintió que se podía
y salió al cruce del verso
que un día habrá de desmentirla
mientras, sin quererlo, siquiera,
conserva en secreto,
el bosquejo de su última palabra.
Texto agregado el 01-03-2010, y leído por 332
visitantes. (10 votos)
Lectores Opinan
04-03-2010
Sin palabras... mudas las yemas ante este poema... azulmarina
04-03-2010
Es un verdadero placer leerte, créeme. Escribes con una delicadeza y una elegancia sutil que solo quien domina la palabra es capaz de hacerlo. (...y salió al cruce del verso
que un día habrá de desmentirla...)+++++ crazymouse
Que belleza Crissss. Como retribución debería revelarte el lugar en que se guardan los sueños, pero no lo haré , porque quiero seguir leyendo tus poemas. harryhaller