MI CASA... LLENA DE AMIGOS...

Sócrates, el filósofo griego,
al llegar a la madurez de pensar,
siendo viejo en edad...
ordenó construir una casa.
Resultó ser pequeña, pequeña...
Sócrates es preguntado:
¿Por qué tan pequeña?
Responde:
“Ruego a los dioses que esté siempre llena de amigos!

Yo me pregunto:
¿Cuántos hay?
Enciendo el farol de la vida
los busco...
Se han ido por otros caminos...
¿Será el dinero... el prestigio, la fama...
la posición...? ¡Quién sabe!

Yo busco con mi farol, de noche, como Diógenes.
Durante el día enciendo el sol, como Vasconcelos.

¿Dónde están los amigos?
¿Dónde se han ido?
¡No los encuentro!
¡Allá, allá en el recuerdo... se han quedado...
un tanto alejados... un tanto perdidos...!

¿Soy yo el que me he alejado?, me pregunto.
Yo, siempre he ido por el mismo camino.
Sócrates, ¡Acógeme en tu casa! ¡Déjame entrar!

Apago el farol... apago la luz... Me pongo a pensar...
¿AMIGOS?
¡Se han roto los ritos!
Se ha roto el valor... AMISTAD....
Si la encuentras, me lo dices.
Dime y me indicas el camino...

¡Gracias anticipadas sean dadas...

¡Sócrates, dame el deseo y anhelo
que mi casa siempre esté llena de amigos...!

Salamanca, 28 de Febrero de dos mil diez.
Firmado: Julián López Santolino