Desesperanza


Abro los ojos y un nuevo día golpea mi cara, como si el ayer no me hubiese golpeado lo suficiente.
El hoy duele, casi como ayer pero no tanto como mañana.
Un tachado más para el calendario y un día menos para mí.
¿Qué me deparará este día? Lo sé, la misma rutina de la que ya estoy cansado y aburrido, que triste es mi vida.
Este hoy igual que al de ayer se me hace interminable y estresante.
Si ni hambre tengo, ningún tipo de hambre, ni ganas de nada.
Ya he llorado lo suficiente como para seguir haciéndolo, pero quiero llorar más, regar mi jardín o tal vez lavar mi cara con estas lágrimas de pena y desesperanza. Pena porque te vas y desesperanza porque siento que te pierdo. Me duele el abdomen de tanto llorar sentado en el borde de la tina que ya se rebalsa con mis gotas de llanto y sufrimiento.
Quiero sumergirme en ellas y morir ahogado con el dolor en vez de seguir tragándomelo día a día, sin ver señal de esperanza alguna.
Ya se acerca la noche y ya no sé como fingir, buenas noches, hasta mañana y a dormir.
Mañana… mañana seguiré luchando.