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Inicio / Cuenteros Locales / Billy_Ventura / El 215 de la calle turquesa.

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Ultimamente los días me han parecido como una película en blanco y negro.

Las suelas de mis botas se quejan mientras recorrían el asfalto de la avenida, mojada por la llovizna de la tarde. El viento sigue frío, así que resguardo mi cuello y mis orejas en la solapa del saco, levantándola y metiendo mis manos en los bolsillos del pantalón.

El aire aun huele a húmedo, la ciudad entera brilla de reflejos y luces. A lo lejos se logran distinguir el sonido de ambulancias y patrullas, autos y trafico. Son las 2 de la mañana y soy el único fantasma caminando por este rumbo, aprovecho para usar las lineas de la calle como renglón para caminar. Doy la vuelta sobre una de los callejones para entrar a los complejos habitacionales, bajo dos cuadras por la calle y veo el lugar.

- 215 de la calle turquesa, lindo-.

Un edificio de porquería deshaciéndose a pedazos, muy apenas quedan unos cuantos espacios sin grafitis, un nido de ratas, probable hogar de prostitutas y sus bastardos.

La puerta del edifico esta abierta como se me dijo estaría, entras a una recepción oscura con unos sofás viejos y olorosos, de ahí solo serian unos 8 pasos a la escalera de madera, vieja e hinchada. Cada tres escalones rechina, uno mas fuerte que el otro. Me quito las botas y las dejo al pie de la escalera, con las puntas apuntando hacia la puerta, no quiero hacer ruido. Regreso a los escalones que estaba y llego al segundo piso, me asomo por la barandila hacia el tercer piso, curioso; subo el resto de los escalones después de haberme asegurado que todo estaba solo y en silencio.

Llego a la puerta con el numero 36, justo al final del pasillo. Forzo la cerradura, de la manera mas silenciosa y lenta, con cuidado quirúrgico. Cede la puerta, y permanezco sobre el marco planeando las siguientes movidas en mi cabeza.

Entro con pasos rápidos, "seis pasos y a la derecha esta el corredor que da a su habitación", recuerdo bien las instrucciones. Con mi mano voy tocando la pared a oscuras hasta que siento la esquina, encontré el corredor. Con ambas manos en las paredes, camino hacia su puerta. Al estar frente a la puerta, saco del bolsillo interior de mi saco un par de guantes de piel y me los pongo, los ajusto bien a mis dedos, pongo mi mano derecha sobre la perilla y la giro. Entro a la habitación y lo encuentro, acostado seguro en su cama, alumbrado por la luz que entra por la ventana. Me paro al pie de su cama y lo miro.

- Cabrón, levántate cabrón!- le digo para que despierte.

Inquieto, primero parpadea y se talla los ojos, tal vez soy solo un mal sueño. No lo soy. De un brinco se pega hacia la cabecera de su cama. Pasmado no puede ni articular una sola palabra, solo pela los ojos. Camino hacia el buró frente a su cama, abro el primer cajón y encuentro la .38, como se me dijo que estaría...

BANG!

Regreso a mis botas y me las pongo de una por una. Salgo y camino rápido a la avenida, me quito los guantes mientras camino y los dejo caer.

Tengo hambre,tengo ganas de un café y un pan.

Texto agregado el 27-02-2010, y leído por 108 visitantes. (2 votos)


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