De la flor emergía belleza, su existencia leve y casi imperceptible le definía como única; y su color que seducía hasta el punto de sólo mirarla a ella, mecía mis imperfecciones y domaba mi lujuria; era cierto, ya no era la bestia que la miró de manera distinta; me convertí en un apasionado seductor con mente de cautivador , que logró percibir su mirada como un ente que sólo en ese instante corrió por mis venas , sus semblantes la distinguieron como una mujer excéntrica y singular, tan singular como sus sutiles pensamientos que se confinaban en percepciones de ademanes que revelaban el interior de sus emociones, sus pensamientos y su intrínseca forma de captar con el amor, cosas tan indescifrables como los sentimientos indescriptibles de dos impetuosos enamorados y gracias a ello me convertí en una persona diferente, porque eres la persona de mi alma y de mi ser.



Poema escrito por mi, Hernán Parra y Diego Diaz