En una mesa la habían puesto a la pequeña
Recostada con su cabello negro que fluía
como si fuera la obscuridad de fatal noche
callada la niña parecía que descansaba
Sus pequeñas manos sobre el pecho posadas
sujetas una la otra por un listón de seda
Su tez tan clara parecía brillar como una luna
Como una luna envuelta en seda blanca
El momento más largo de toda mi vida
le pertenece a aquel que lloraba sin consuelo
a aquella que se abrazaba al pequeño cuerpo
vestido de blanco y ya tan yerto
Jorge P Guillen
Texto agregado el 25-02-2010, y leído por 123
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
09-03-2010
Y la ponen a algunas sobre una silla pequeña al medio de todos.
Me gusta el texto.
5* lovecraft
25-02-2010
No existe nada más triste que la muerte de un niño. Has reflejado muy bien esa tristeza. Saludos! galadrielle
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