Miró fijamente hacia la plaza San Francisco. Ha pasado más de media hora se dijo. Renegó por un momento. Pensó e la posibilidad de irse y dejarla plantada. No era habitual esperar para él.
-Estoy perdiendo mi tiempo dijo a la vez que hacía un movimiento brusco para retirarse.
Perdiendo el tiempo... -se dijo nuevamente-. ¿Cómo se puede perder lo que no se posee? ¿Cómo se puede conservar lo que no es posible retener?". Acaso el tiempo es mío -se dijo- sonrió.
Trató de entrar a la iglesia pero recordó que no le gustaban mucho, los santos eran demasiado tristes.
Reacomodó su espalda contra la pared y se puso a mirar la calle. Vio los autos que circulaban más espaciados; uno gris, otro azul y otro blanco, una camioneta marrón, una moto, un auto enormemente negro; y luego, por unos instantes, nada.De pronto, la calle vacía de autos.De pronto, su mente vacía de pensamientos.Se sintió sereno, y su sonrisa se extendió a cada músculo de su cara.ella tardó todavía algunos minutos más, quince... veinte..., quién sabe.él no registraba el paso del tiempo, todo su universo estaba conformado por él, la calle y el descubrimiento del vacío.De pronto la voz de ella lo interrumpió. Tarde mucho dijo, con una sonrisa en lo labios. Se veía radiante.
- No casi nada, es más acabo de llegar - dijo él - Sonrieron los dos y se fueron caminando hacia la calle san Francisco.