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En esta reflexión que nos trae, mujer666, nos invita a incursionar sobre el delicado tejido del amor, no como un tejer estéril, sino como una crisálida que se envuelve en su capullo de formación, para así gestar las alas de la mariposa del amor. En su breve ensayo nos invita a conocer el verdadero camino del corazón: hipócrita o temeroso, ruin y destructor o por el contrario constructor de ilusiones, forjador de sueños y sentimientos nobles. Podemos labrar nuestra desgracia o salvarnos para siempre. Hablemos a tiempo, seamos valientes, aprendamos que el camino del corazón vive el sueño eterno de la juventud, porque no ha perdido nunca la partida. Y sin más preámbulos les dejo en la mejor compañía ¡Buena lectura! (maravillas)
Cuando el amor es un camino de dolor.
El amor no es una sustancia alojada en nuestro corazón que se derrama al encontrarnos con nuestra media naranja. No. No hay ni sustancia ni media naranja. Hay lugares en dónde se aprende el amor y personas con quienes se desarrolla.
El primer lugar es en general, la casa junto a los padres. Ellos en sus acciones, nos enseñarán un modo de ver el mundo que será nuestro primer mapa y el más condicionante en nuestro viaje.
Aprenderemos el amor en casa, pero deberemos ejercerlo afuera. Ese es el famoso Edipo: renunciar a la carne de nuestros padres y sustituirla por otra exterior a la casa. Queda reservado para la familia originaria, todo el amor sin el sexo.
Los modos de amar son aprendizajes que como tales, pueden variar. Gran parte de los componentes de esos modos, son inconscientes y es así que muchas veces, no sabemos porqué tenemos determinadas conductas.
Comenzar una relación amorosa implica, entre muchas cosas, un cambio de ubicuidad libidinal. Gran parte de la energía puesta en el exterior, en el mundo; es retirada y depositada en el objeto de nuestro amor. Este movimiento afecta las relaciones vinculares y en consecuencia, la percepción que tenemos del mundo.
Si la pareja absorbe la mayor parte de esa energía antes depositada en el afuera, ambos integrantes sentirán que sólo existen plenamente en esa unión y por lo tanto afianzarán ese vínculo y terminarán de anular los otros.
Esta pérdida de contacto con la vida anterior al nacimiento del amor, frecuentemente lleva a confundir la intensidad con el maltrato. Veamos como va gestándose este proceso:
La pareja comienza a elaborar códigos validados sólo por ellos mismos. Es así que pueden brindarse uno al otro pruebas de amor que incluyen un pequeño sacrificio, por ejemplo, prescindir de cierta vestimenta, de ciertas amistades o hábitos, o también llevar a cabo acciones que agraden al otro.
Este tipo de rutinas contribuirá a desarrollar la intensidad del vínculo y a experimentar el afuera, sobre todo el afuera demandante, como un espacio persecutorio; y en consecuencia, se huirá de él.
El aislamiento posibilitará la construcción de una realidad nueva con leyes distintas a las usadas por el resto del entorno. Estas leyes tienen la peculiaridad de partir de un vínculo erótico, por lo tanto tendrán al cuerpo como destino permanente. El cuerpo deberá dar pruebas de ese amor.
Se sucederán los episodios de discusiones fuertes y ofensivas, seguidas de arrepentimientos, llantos y disculpas; pero lo más importante, de una sensación de renovación en la emoción amorosa.
La pareja siente así, que está descubriendo algo vedado para los demás y por lo tanto debe mantenerlo en secreto. Este es el momento en que empieza la violencia física a desplegarse en una rutina matizada por el arrepentimiento y las promesas de cambio.
En la escalada inevitable, las escenas violentas trascienden la intimidad y se produce un enfrentamiento con las leyes del entorno que censuran y por lo tanto ponen en peligro, el vínculo de la pareja. A partir de aquí se establece una dialéctica sin la cual, no es posible experimentar una emoción erótica.
Es importante al iniciar una relación de pareja, incluirla en los vínculos ya existentes, esto es, incluirla en los consensos sociales que rodean a cada miembro. De este modo, ambos integrantes se ven enriquecidos al adquirir un nuevo ambiente con posibilidades de desarrollo vincular.
El maltrato físico y psicológico es muy frecuente, pero no es normal. No es un modo de amor más intenso ni una prueba de amor, es una forma enferma de vincularse y como tal, debe ser tratada.
Mujer666
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Texto agregado el 23-02-2010, y leído por 259
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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01-03-2010 |
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sin duda alguna un tema interesante y por demás aleccionador. "El ejercico del amor no será mejor que uno mismo" si uno es egoista, se ama en forma egoista, si uno es generoso, se ama en forma generosa, si uno es violento, se ama en forma violenta...amar, finalmente y como bien dice la autora, no es una sustancia, es un comportaminto que se aprende. saludos eufemia |
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27-02-2010 |
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El problema del amor está en la falta de un modelo correcto de amor. Nos conformamos con el modelo que nos venden la TV, el cine y otros medios de comunicación, un amor alejado de la realidad. El peligro más grande del amor está en el amor mismo, un amor mal enfocado. Cuando el amor está enfocado en uno mismo y no en la pareja, en la persona amada, se vuelve egoísmo, la contraparte del amor. El amor verdadero adquiere sentido sólo cuando se ejerce en el ser amado, no en uno mismo. Entender esto es la única manera de alcanzar el respeto para el ser amado. Quien ama de verdad renuncia a sí mismo y se sacrifica en pos del ser a quien se ama, no siempre resulta placentero, pero es lo correcto. Cuando no se tienen estos conceptos básicos sobre el amor aparece la violencia en la pareja, aparece la lucha por querer quedarse con la mejor tajada del pastel. Gracias Mujer 666 por tu participación en La Columna del Miércoles. Mis estrellas para ti. borarje |
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26-02-2010 |
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Como dice Maravilla, el amor cuando es amor no daña.
Gran tema es el que leo acá, lo idílico suele ser un imán, lo que se está dando hoy es el abuso del buen amor, de ese ser único que como único es el que ama, uno más que el otro en la pareja, ya no existe ese Romeo y esa Julieta que creyendo en el amor eterno son capaces de inmolarse, más bien se da el individualismo exacerbado del afán poético del amor, ese que dice:
Te amo, si te amo, pero………………y ese pero nace de la imperiosa necesidad de una cama bien trabajada donde los cuerpos se relajan y se enfiestan. Luego de eso ¡qué!; el amor es más que eso, es una entrega diaria. Si pensamos en hacer pareja debemos pensar de donde venimos y para donde vamos, con quien nos enfrentamos y lo que es más importante, quienes son los sujetos que le dieron formación al postulante, cual fue la vida que se fraguó en la familia, no es llegar y tirarse a cualquiera encima del pecho, pero todo esto una lo piensa cuando es más vieja y las papas ya están peladas. La violencia es un mal mudo, solapado y respingón, como un infante que nació torcido y no hay como enderezarlo. No hay fórmulas para su erradicación porque somos ante todo, depredadores, más pasivos unos, más inteligentes otros, más trogloditas y así, el mal existe con sus caretas y ese mal se gesta adentro en una gran cazo humeante que se va batiendo de acuerdo a las circunstancias y sobre él la presa….no sabría como darle curso a una solución, decir por ejemplo que es fundamental darse el tiempo de conocer al que será el elegido. La suerte, ese gran factor es el alerquín que la vida nos da, la suerte de pasar una vida tranquila amando y siendo amada o morir aturdida y desconfiada.
maria_eleonor |
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25-02-2010 |
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Muy interesante y reflexivo artículo, totalmente de acuerdo con su contenido. Un gran aporte, sin duda. Un abrazo. Sofiama |
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23-02-2010 |
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"Hay lugares en dónde se prende el amor y personas con quienes se desarrolla." Eso es lo que hay que aprender sin importar edad, ni condición, porque el amor no daña, cuando es amor.
maravillas |
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