Raúl Saldivia, sociólogo Gendarmería de Chile:
“Los chilenos tienen un doble estándar y una doble moral”
Por: Juan Carlos Acosta
La cita con mi entrevistado fue a las 10 horas en el edifico que ocupa Gendarmería de Chile, ubicado en la calle Rosas 1268, en Santiago centro.
Entré al edifico y me acerqué al gendarme a cargo de la recepción que vestía su traje verde oliva. “Buenos días, señor. Busco al sociólogo Raúl Valdivia, del Departamento de Readaptación”, le dije.
Me saludó y me pidió el carné de identidad. A cambio recibí una credencial de visita que indicaba el lugar al cual debía acceder. “Es en el cuarto piso”, me informó.
La serie de combinaciones que tuve que hacer para llegar al edificio de Gendarmería -por cortesía de Transantiago-, agotaba mis últimas energías. Por eso pregunté dónde están los ascensores, sin embargo, como todo edificio antiguo sólo había escaleras.
Derrotado, miré los brillantes y empinados peldaños y comencé a subir. Mientras lo hacía, repasaba las preguntas. Llegué al cuarto piso y pregunté por el señor Raúl Saldivia, y un atento funcionario me indicó la oficina de él. Golpeé la puerta y salió un hombre de pelo cano de unos cincuenta años: ¿Don Raúl?- pregunté. “No, él salió pero vuelve enseguida. Tome asiento”- me respondió mientras apuntaba a un sillón azul que se encontraba frente a un escritorio, que supuse era del sociólogo al que iba a entrevistar.
Tras un par de minutos mi entrevistado ingresó a su oficina. “El te está esperando”, se oyó. “Juan Carlos si no me equivoco”. “No se equivoca”, respondí.
Ingresamos a una sala de reuniones de cuyas paredes colgaban copias de cuadros del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, del mexicano Diego Rivera. En una mesa había artesanías de ex reos rehabilitados, quienes se los obsequiaron por la ayuda prestada.
Le comenté sobre el tema que me llevó a contactarlo, y mi interés por que me hiciera saber su punto de vista respecto de cómo somos los chilenos.
Raúl Saldivia es sociólogo, titulado en la Universidad de Chile. Actualmente trabaja en Gendarmería de Chile -está próximo a cumplir 28 años en la institución- y en paralelo dicta clases en la Escuela de Investigaciones. Su próximo paso es dedicarse a la docencia, dice.
De la celda al aula
Desde siempre a este profesional (casado, dos hijos) le gustó enseñar. Así, hizo clases de sociología en la Universidad Tecnológica Metropolitana (Utem), pero por razones que nunca entendió tuvo que abandonar dicha labor.
¿Por qué dejó de hacer clases en la Utem?
-Me llegó una carta donde se me informó que mi contrato terminaba. Fue muy extraño, nunca supe el porqué de la medida. Pedí entrevistas, pero no pude hablar con el rector para que me diera una explicación al respecto. Sí, supe, que había un conflicto interno entre profesores, quizás eso gatilló mi salida del plantel, pero nada es oficial. Sin embargo, ello no me alejó de la docencia, pues ahora hago lo que más me gusta en la Escuela de Investigaciones.
A la universidad estatal llegó estando en Gendarmería. Le ofrecieron algunas horas para la cátedra Introducción a la Sociología y aceptó. Así, comenzaba su periplo por las aulas, que se extendió cuando comenzó a dictar cases en la Escuela de Investigaciones, pero del organismo de los uniformes verde oliva, jamás se desligó. Ahí, lleva una vida trabajando.
¿Hace cuánto tiempo que trabaja en Gendarmería?
-En la institución llevo 27 años, de los cuales dediqué once a las cárceles públicas en todo lo que tiene que ver con el estudio de la reinserción y la readaptación de los reos.
¿Cómo fue salir de la oficina para ir a las cárceles públicas?
- Nada del otro mundo. Es más, fue confortable, pues me brindaron la oportunidad de iniciarme en la docencia.
¿Cuál es la diferencia entre esa labor y su trabajo en el organismo estatal?
- Para mí, hacer clases tiene un valor importantísimo, un valor superior que hay que asumirlo con responsabilidad, más allá del ingreso económico que significa. La docencia permite formar, entregar valores y principios. Una tarea única
La realidad del chileno
Raúl Valdivia abordó la personalidad de los chilenos: el tema que nos convocó. Con su pluma profesional, describe lo que somos.
¿Existe alguna característica que diferencie a los chilenos con otros sudamericanos?
- Hay algunos elementos como la forma de expresarse, por ejemplo. Los argentinos son más directos, nosotros somos los reyes de la ‘finta’, del amague, nunca vamos al grano, siempre nos damos vueltas antes de llegar al punto que queremos conversar. Eso por una parte. Por otra, la sociedad chilena o el chileno en general, si hay algo que sigue manteniendo, es la doble moral o el doble estándar.
¿A qué se refiere con esto de la doble moral y el doble estándar?
-El doble estándar o la doble moral es vivir en función por la imagen. Esto es en diversos aspectos, no solamente en lo económico, que se traduce en el endeudamiento y consumismo excesivo que se ha desarrollado. Todas esas imágenes que se proyectan son espejismos, en estos casos.
¿Cuál sería un ejemplo concreto de lo que usted plantea?
-Me refiero a personajes públicos que tratan de proyectar la imagen, por ejemplo, de un matrimonio perfecto, bien constituido y feliz. Sin embargo, ahora más temprano que tarde, se sabe que eso es parte del espejismo del que te hablo. Viven en una mentira, en una burbuja, y aparentan cosas que son ajenas a su vida. En concreto, tan contradictorio es este país, que diputados y senadores, que son separados, se oponían a una ley de divorcio. A esa doble moral me refiero.
Pero también esta lo sexual. O sea, basta con preguntarse por qué en Chile hay tantos moteles, y si precisamente son tipos casados, o casadas, los que acuden a ellos. Entonces eso de mantener vidas y realidades que no son propias es una de las características más visibles del chileno.
¿Cómo ve a la juventud chilena?
-La juventud actual es mucho mejor que la nuestra y que generaciones anteriores. Han tenido la oportunidad de tener un mejor bienestar en lo material, en lo económico, especialmente en la clase media. Ello, los ha llevado a asumir una actitud más liberal con la vida. Un liberalismo que puede llegar al libertinaje, pues el alcohol y las drogas son parte del menú de los jóvenes, un menú que les transforma.
Con respecto a la violencia que se ha visto entre los jóvenes ¿a qué cree que se debe esto?
- El tema de la violencia, a mi juicio, es porque esta se ha tomado la televisión, el cine, los videojuegos. Además la injusticia, la pobreza, la misma drogadicción, la desesperanza gatilla actitudes violentas. Por otro lado, la violencia fue parte consustancial de nuestra sociedad con la dictadura durante 17 años. Aún queda resabios.
Otra arista de este tema, y que recién estamos conociendo es la violencia intrafamiliar. Si bien siempre ha existido, ahora con la “superpresencia” de los medios de comunicación se hace más conocida.
Uno de los temas que ha estado en boga son los grupos anarquistas ¿Cómo se podría entender la violencia en estos grupos?
- Los grupos anarquistas existen en todas las sociedades, son contracultura, porque utilizan la violencia constantemente para demostrar su descontento. Y es por esa razón que siempre son objeto de control, ya sea por parte de las policías, el estado o de otros grupos que están en contra de utilizar la violencia ante cualquier problema.
Pero también hay que decir que existe una prensa que muestran a otros movimientos, como el sindicalista, como violentos. No siempre es así. En ese sentido los grupos anarquistas le son muy funcionales.
Juicios de valor
Si de juicios de valor hablamos, la mayoría de los chilenos tiende a calificar los actos de buenos y malos. El individualismo tiende a ser catalogado de algo malo, sin embargo, el sociólogo Saldivia explica que no es tan “malo”.
¿Los chilenos son individualistas?
- La mayoría, pero creo que el individualismo tiene aspectos positivos. Por ejemplo, a uno lo lleva a ser independiente en muchos aspectos. Sin embargo,
el individualismo se torna negativo cuando uno pierde el valor de la solidaridad, y principios que implican la mancomunión.
¿A qué se debe el egocentrismo del chileno, tiene que ver el individualismo?
- Sí claro, está vinculado directamente con el valor del individualismo. El egocentrismo es un rasgo de personalidad, pero está vinculado a cómo hemos ido cambiando los chilenos. El problema es complejo, el capitalismo produce consumismo, este produce individualismo y después viene el egocentrismo. Los chilenos, en estos tiempos, se creen superiores a Bolivia, Perú y Argentina. Es un problema el creerse superiores, porque económicamente se anda bien.
¿O sea, no somos los “Jaguares de Sudamérica”, como piensa la población?
Una cosa es serlo y la otra es creérselo (risas). Es cosa de pasearnos por ciertos barrios de esta ciudad y darnos cuenta de que seguimos siendo un país tercermundista. Es cierto que gracias a la acumulación de capital en algunos sectores se dispone de mayor tecnología o de vehículos más caros, pero mientras no avancemos en educación, en salud, en tecnología no seremos jaguares de nada. Somos meros “gatos de chalet” que nos gusta la leche y el whiskas (risas).
Es más, uno puede ver en las carreteras que desde automóviles muy caros se lanzan pañales sucios hacia la carretera… Por favor!
Raúl Saldivia mira el reloj y revisa su agenda. Es la señal de que estamos listos.
Mientras guardo la grabadora y el cuaderno, el sociólogo levanta el auricular color crema ubicado en una esquina de su escritorio y marca un anexo: “Juntémonos a almorzar” fue el mensaje. |