Después del último encuentro, Azhafir había notado que Brauslor, su padre, estaba más envejecido.
Había dejado el control a Azzaer de sus huestes, pero aún a la distancia disfrutaba estar al tanto.

Ella le pasó sus pequeños dedos sobre los cabellos color plata del agotado gran demonio, y sintió como él por fin se relajaba.

Sus ojos de color miel aún brillaban intensos, y sólo una ojeada le bastaba para ver el corazón de la Reina de la Luz.

Azhafir se estremeció, sintió un indescifrable presentimiento....a Braulor le quedaba poco tiempo, y ella tenía que hacerlo feliz.

Le dió con infinita dulzura un pequeño beso de despedida, y le abrazó fuerte para escuchar el fuerte latido de su corazón.

Se acercó a su oído y le susurró : Vuelve Señor mío, que os estaré esperando en mi palacio de cristal. No temas mi destino que yo no temeré el tuyo.
Sea cual fuese el tiempo que nos queda, yo sólo te pido una cosa...tu amor siempre.