Llegaste sin avisar con unos tragos de más...
Esta escena me remonta a aquellos años de mi niñez cuando ansiaba tu llegada, dormía y a la mañana siguiente me daba cuenta que aún no estabas, pero esa noche cuando mi mente descansaba en la tranquilidad del pecho de aquella mujer hermosa, mi madre, el olor que provenía de la puerta anunciaba tu llegada, y mis lágrimas comenzaban a asomarse, representaban miedo, tristeza, quizás hasta eran lágrimas de reproche porque la noche anterior no llegaste, era mi manera de expresar la falta que me hacías.
Esta noche, como tantas otras no esperaba tu llegada, hacía mucho que no necesitabas de nosotras, tus mujeres, hoy las lágrimas brotan de nuevo pero estoy segura que hoy están presente lamentando tu estado, esa locura que tanto admiro, porque aunque siempre he pensado que eres un borracho impertinente, también siempre he querido poder ser como tu, poseer tu valentía para enfrentar al mundo, tus agallas para no dejarte pisotear, ni tu hombría, ni tu orgullo.
Hoy te tengo sobre mi pecho, sintiendo el llanto de un niño desamparado que busca regocijo donde sabe que siempre lo encontrará, hoy repito frases emitidas por tu boca en algún momento pasado, hoy me pregunto: serás tú el padre que siempre he amado, o por el contrario seré yo la madre que siempre haz necesitado y nunca haz tenido? |