Quizás solo en los libros, películas e historias todo empiece con un principio complicado y acabe con un final feliz. Todas y cada una de las personas tiene su historia, unas mejores, otras peores, algunas pueden ser muy conocidas y no ser ciertas y muchas ciertas anónimas…pero cuando eres un niño no te planteas siquiera que estés al principio de la tuya, no eres consciente de quien eres porque como todo niño con una gran imaginación, y muchas ilusiones eres quien quieras ser. Un día eres la princesa del cuento que te contaron antes de ir a dormir, las hadas pueden existir, la magia, al igual que los fantasmas y monstruos que vistes en la película que tus padres no querían que vieses porque te iba a dar miedo… Lo único que más te desespera es no poder jugar, los telediarios y aguantar las largas y aburridas charlas de los mayores, de las cuales no entiendes nada. Cuando uno ya no es un niño y en el cuento de hadas que parecía ser su vida se desvanece empiezan a aparecer complicaciones, problemas, responsabilidades, todo empieza a cambiar, y sentirse más de cerca, tan cerca que duelen. Esas largas conversaciones de los mayores ya no aburren tanto, es más, de algún modo incluso empiezan a parecer interesantes y un día sin esperarlo te ves a ti mismo siendo la persona mayor que habla y aburre e incluso escuchas cosas que nunca imaginaste que ocurrirían porque solo se veían en las películas y en los telediarios, entonces es cuando caen las murallas del castillo de cuento de hadas resulta que todo esta ahí siempre estuvo ahí pero tu no lo vistes entonces es cuando entiendes muchas cosas como: porque los mayores también lloran, que también tienen miedo y un gran sin fin de cosas que la muralla de inocencia e ignorancia no te dejaban ver |