En esos días de ternura y sensibilidad donde tranquila y ajena estoy cerca a esos ojos que siguen cada una de mis silabas.
¿Qué diablos tengo que escribir?
¿Para quién tengo que escribir?
¿Qué opino?
¿Creo que de esta forma mejoran mis artículos?
¿Cómo hacer para escribir bien?
¿Tengo algunos secretos?
Todo es válido en la rima y en la prosa puntual y clara.
¿Pero en dónde se quedan los sentimientos del poeta?
¿En dónde queda lo que yo quiero expresar?
¿A dónde va la sangre que corre por mis venas cada vez que una mariposa o una nota musical mi inspira para dar las mejores letras?
¡Quien podría cerrarme la boca a la fuerza para dejar de cantar lo que escribió el poeta pobre!
Esperar que venga el suspiro a robarme el sueño cada noche y pedirle un poco de inspiración y sentido a mi poesía, para salir de esta encrucijada en que me encuentro.

Poetas ricos, poetas mendigos, poetas mentirosos, poetas incultos, poetas amorosos, poetas morbosos, poetas tristes, poetas asesinos, poetas virtuales, todos somos lo que hay en nuestros corazones.