Después de la muerte de M.F.S.
Para J. G. de Biedma
a quien me hubiera gustado
conocer y de quien tomé prestado el título.
Quisiera yo en mi muerte,
esta excedencia forzosa de la vida
(una vez descartadas las sotanas
los rezos, funerales y más gaitas
los cirios, los velorios y las misas
los pésames y los cortejos fúnebres
lutos y plañideras desgarradas)
juntando a las mujeres y hombres que he amado
y me han correspondido, quisiera, digo,
festejar mis cenizas.
Quisiera que todos los recuerdos efímeros
y también los olvidos eternos que tuviérais de mí
apilárais al final del camino,
de las etapas que anduvimos juntos
y con las viejas ruinas de mi vida
(mis últimas pasiones, los últimos deseos,
los celos, las miserias, devociones
y los últimos sueños)
una hoguera prendiéseis.
Si ocurrió en primavera
no malgasteis las flores en coronas fúnebres,
con ellas adornad vuestras sienes,
orlad vuestras cabezas
y alrededor del fuego, sin música de fondo,
o con ella, da igual, hasta que se marchiten,
danzad y celebrad la vida.
Quiero que os ameis los unos con los otros
en la fiesta pagana que ya dejé pagada
y si alguien llora de emoción o de dicha, conmovido
que recoja sus lágrimas, sudor y otros fluidos
en delicada copa de cristal de Bohemia
cual transparente cáliz y los derrame
para apagar, si cabe,
los tizones que queden en la hoguera
que comulguen mis labios encendidos que os besan.
Quisiera que con cadmios y cobaltos y sienas
mezclaran mis cenizas los amigos pintores
y violaran los lienzos virginales
para pintar orgasmos de colores
fuegos artificiales, tormentas de arcos iris
hecatombes de amor y de locuras.
Hay quien con sus cenizas
manda hacer un diamante para toda la vida
¿para toda qué vida, hombre de dios?
Con mi polvo de espantos y placeres
de amores conseguidos y frustrados
de esa vida tan larga, tan corta, extinta ya
yo mando hacer puñetas.
Y me hubiera gustado (un capricho senil)
salvar de la incineración mi cabeza
cráneo secado al sol clavado en una pica
y dado a las hormigas y otras bestias
para que lo despojen de toda carne
hasta la calavera.
Pero ni mi seguro de decesos
ni la Inseguridad Social
en los supuestos de eutanasia pasiva
contemplaban la decapitación
y Robespierre debía andar retirado
después de haber perdido la cabeza.
P.D.: Como olvidos, recuerdos, emociones
y esas cosas etéreas no son buen combustible
se me olvidó deciros además
que a la fogata habrá que echarle leña.
Perdonad que no ayude a acarrearla
pero la verdad hoy estoy hecho polvo.
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