Hay momentos en los cuales me siento agotada, y por un instante me detengo a pensar ¿por qué?... Siento que hay algo en mí que me supera... Algo que me hace ser más madura de lo que soy...
Y entonces me doy cuenta que lo que realmente me agobia pero a la vez me satisface, es mi valija... ¡Claro!, vos no sabés de lo que te hablo, no?...
Mi valija no es muy grande, la llevo conmigo desde siempre, las cosas que llevo dentro tampoco son muy grandes, por el contrario son pequeñas pero de una gran carga... Mi valija hace que me detenga muchas veces a lo largo de este camino que recorro día a día, es aquella que me recuerda a cada paso lo vivido, que me hace sonreír, meditar, llorar, deprimirme... pero a pesar de tener en ellas cargas dolorosas, heridas profundas, frustraciones y cosas que tal vez no me traen buenos recuerdos, aún así nunca sentí la necesidad de arrojar esas cargas, de deshacerme de ellas como si nunca hubieran estado allí... Es cierto que muchas veces, protesté y lloré por ellas, pero reconozco que me ayudaron a crecer y sé que al abrir y cerrar mi valija no todo lo que queda adentro es bueno, pero por algo está allí...
Tantas veces abrí mi valija, que ya ni siquiera puedo recordarlas, a veces la cierro por demás, no sé cuál es mi miedo en esos casos, si el que se escape algo de lo que llevo o que entre alguna nueva carga... otras veces me la olvido abierta, y dejo entrar más de lo que querría... de este modo también olvido su contenido aunque no por mucho tiempo... Basta con abrirla, para recordar todo aquello que atesoro de la vida, lo bueno y lo malo...
Adoro mi valija, en ella llevo todo lo que realmente le dio significado a mi vida, cada división que hay en ella es importante para mí, aunque vale destacar aquel rinconcito de mi valija , ese en el cual llevo a todas aquellas personas que estuvieron conmigo durante mi viaje, que muchas veces se ofrecieron para sostener mi carga, aquellas que me sostuvieron para que no caiga, que me guiaron, que me hicieron feliz, que compartieron momentos inolvidables de mi vida, que sin ellas el peso de mi valija se desequilibraría y seguramente ya no estaría de pie...
A pesar del cansancio que siento, sé que no debo quejarme y que aún falta mucho por vivir. Lo que debo hacer es lograr que ese mismo peso, me de fuerzas para seguir. Que esas cosas que vengo acumulando me sirvan para caminar en el futuro sabiendo qué cargar, y de equivocarme tratar de no caer por el peso de esa herida, y de caer poder remendar mi valija y seguir...
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