El corazón habla y es difícil descifrar sus mensajes. Emana llamaradas de sentimientos profundos, dulces, apasionados, indescriptiblemente bellos.
Flota en el aire un aroma desconocido. La respiración se torna confusa y sentida. La brisa nos recorre la piel, nos inunda los poros, nos acaricia el rostro con una ternura casi irreal. Los pies confunden a la tierra con las nubes y se desplazan lentamente, como flotando, quizá por temor a tropezar y despertar de un sueño.
Todo parece tan hermoso para los ojos del amor. Y cuan triste es cuando el ser se siente tan agraciado y al mirar a su lado sólo encuentra soledad. Y los labios se llenan de ternura y se inundan de lágrimas de anhelo; mientras los ojos se pierden en un cielo estrellado que colma el alma de esperanzas. Y esa luna que desean, tantos otros la adoran; y entre esos otros está quizá el que ellos lloran.
Humedad de desesperanza, desesperación por la pasión que brota del corazón. Cantos de esperanza, emoción del alma ilusionada. Y una realidad tan aturdida, esos sentimientos reprimidos.
Caminos paralelos que se cruzan, se sitúan donde quizá no deberían. Paisajes diferentes, caminantes desconocidos y aún así dos almas distantes que creen ser una, dos corazones que laten con una misma ambición; ilusiones que se esfuman cuando la razón habla a los sentimientos.