De tantas cosas te hablo,
De-esto-y-de-aquello;
Te hablo de la ciudad y sus fantasmas,
De buses, de asfalto y de vos.
Te hablo de mis labios,
Esos peatones que te recurren,
Y de tu dulce aceptación,
Del martirio fingido,
Del amor que estalla,
De duendes, mariposas y esas cosas.
Te hablo de tus besos,
De esa embriaguez de primavera,
Idiotez-a-mi-medida,
Del carnaval que se enciende,
De la fiesta en el paladar;
De vino, de luz y de tanto.
Te hablo de las batallas,
De nuestra tibia guerra
De los dientes que muerden
De los labios que amarran,
De mis rendiciones,
Armisticios tuertos para volver a buscarte.
Te hablo de las lunas,
De esa pequeña cobarde que alumbra,
Espía lujuriosa y tonta,
Luz a medias, media desnudez,
Y yo completo.
|