Me miras, luna morena, con tus ojos noche
desde el mundo tibio aquel donde reluces
mientras me congelo de ausencia
y consigno mi nombre a una sola bala.

Me hablas a gajos desenganchados del tiempo,
floreciendo mis ojos solo por tus palabras…
Y sin embargo me miento, con desparpajo,
vistiéndome de gala la vida vana y ungida de andrajos
que ahogada y sin aliento, sola se exhala.

Son invisibles y monocromas luces
los luceros del alba y la aurora un derroche,
y el sol una presencia extraña;
En comparación a la inmensa luz penumbra
que en los ojos huidos te guardas.

Me miras, luna morena, con tus ojos noche…
…y ni el vértigo de mirar la cúpula estrellada,
(¡aunque de allí bajaran ángeles del cielo!)
se compara,
cuando mi mundo entero se traduce a un solo destello
que reciba de esa, tu negra mirada.