Era una noche oscura y fría, sin luna, sin nubes, sin nada en el cielo, el reloj daba las doce de la noche, cuando de pronto se escuchó un lamento, era el sollozo de la triste mujer que todas las noches y a la misma hora hacia lo mismo.
Dicen por ahí, que llamaba al espíritu de algún muerto y que gritaba a los cuatro vientos ¿porque te fuiste, porque te fuiste y me dejaste sola? ¡No vez que ya estoy muerta, no vez que se seco mi alma de no tenerte! ….
Amaris vivía sola en la casa que le quedó como herencia, no tenía amigos y sus vecinos la tildaban como una mujer estrambótica y loca.
Su única compañía eran los murciélagos y con ellos compartía sus cigarrillos y las frutillas de la canasta, ella siempre se veía ida, buscaba las respuestas de su vida en el fondo de su interior, en lo estriado de su piel, en el frio de su cuerpo, en la armonía de su voz.
Ella se había vuelto así desde la perdida de alguien todos desconocían, en una época de ese pueblo donde los seres humanos entraron en una conspiración para derrocar a sus gobernantes.
El dios de Ori estaba en contra de Bartolo rey de dioses y de los hombres, quien buscaba la liberación de su gente.
Los magos averiguaban la manera de derrotar a los dioses, usando todas sus fuerzas, los dioses habían dado a los hombres objetos y tierras para que prosperaran.
Pero ellos se llenaron de ira, y empezaron a matar a los humanos, a beber la sangre de los muertos, a comérselos, pero algo extraño paso con la hermosa Amaris, a ella no la sacrificaron, los Dioses tuvieron devoción de ella y la nombraron la gran diosa Ama melis la joven era bella, expresiva, gentil, vivaz y amigable. Amaba lo que está más allá de la superficie de los seres y de las cosas y desde ese día en que dejó de ser humana para convertirse en diosa vampira cambio la integridad de su ser.
Ella de día era una humilde mujer linda, sumisa, enmudecida por el tiempo y las hojas secas, vestida con faldones largos su cabello cogido con un cordón viejo, su tez pálida, sus ojitos de color fuego, -De noche esa mujer cambiaba su apariencia pasaba de ser una simple mujer triste a una mujer bella y peligrosa, en algunas ocasiones se veía su rostro hermoso cuando saludaba a la luna y sus afilados colmillos siempre en posición de buscar una presa, su traje largo negro y vino, con un corpiño amarrando su cintura haciendo sobresalir sus protuberantes pechos, sus uñas largas y cortantes, su cabello negro-liso una diosa aterrante. Los vampiros vivían elogiando la belleza y el encanto de la susodicha.
Una noche de tantas, Ama melis no gritó, estaba tirada en el suelo esperando que viniera el espíritu a visitarla, no reaccionaba parecía una pared, de repente se abrió una de la ventanas que daban hacia la carretera y entró una imagen como de ángel blanca, radiante que le gritaba ¡Mamita mamita soy yo tu hija anda levántate vengo por ti, ya no me busques mas ya no sufras más, es la hora de estar para siempre juntas, tu diamante esta en tus manos y soy yo!
Esa noche la triste dama se fue de este mundo a compartir con su diamante y al fin dejo ver en su cara una sonrisa y un suspiro de amor.
Resulta que Ama melis, antes de ser vampira era humana y se había enamorado de un aldeano, trabajador y buen hombre pero en la gran matanza lo quemaron vivo, ella estaba embarazada y le sacaron su bebe del vientre, el día que la hicieron Diosa.
¿PARA QUE SER DIOSA SI NO SE ES FELIZ?
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