EL CAMINO DE LA FELICIDAD
Siempre creyó ser una persona normal, su infancia fue feliz, aunque reconocía que su felicidad completa había desaparecido con la llegada de la adolescencia. Siempre pensó que eso era parte de la perdida de la inocencia.
La muerte y todo lo concerniente a ella, era algo que le fascinaba, por eso decidió hacerse forense.
En las prácticas de la universidad con los cadáveres, se sentía feliz. No sabía como describirlo, era extraño, pero un sentimiento placentero lo invadía cuando abrían en canal a los cuerpos que examinaban minuciosamente.
Su amigo Juan le decía que estaba loco cada vez que le contaba sus experiencias. Juan temía a la muerte y todo lo que a ella le rodeaba.
El trece de abril era el cumpleaños de Juan, y para celebrarlo, fueron a un club de tiro, pues hacía tiempo tenían ganas de hacerlo. Aunque él hubiera preferido irse de caza, decidieron realizar tiro al plato, ya que Juan detestaba matar animales.
Ninguno de los dos había tenido jamás un arma entre sus manos. A él le gustó la sensación de frialdad del arma y la seguridad que sintió al tenerla en sus manos. Juan se limitó a pedir los cartuchos pues se sentía incomodo y deseaba terminar cuanto antes.
Fueron al campo de tiro con las armas cargadas, él tropezó y el arma se disparó dando de lleno a Juan, que iba delante.
Sintió pánico por lo sucedido, transcurrieron unos segundos,y su mente fue despejándose poco a poco de ese temor. Se arrodillo junto a su amigo, veía como la sangre salia a borbotones del cuerpo de Juan. No entendía como viendo agonizar a su amigo,él se sentía impasible.
No sentía pena por el sufrimiento que había causado, sino que sintió una inmensa paz, bienestar, un sentimiento de plenitud que nunca había experimentado.
Se acercó a su amigo, y le susurró al oído.
-Gracias por enseñarme el camino de la felicidad.
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