En la terminal de transporte de la ciudad Blanca, coincidieron un hombre mayor y una joven y linda mujer...ella con los brios y aceleres propios de su edad, se sienta cerca al hombre que es la viva representación del ser aplomado y recorrido. Ella destapa un paquete de tortas, toma una y deja la caja sobre una mesa que la separa del hombre, él estira la mano toma una y mientras la come mira sonriente a la bella joven, quien al darse cuenta no puede esconder la cara de rabia e indignación que le produce ver al hombre a quien ella no le participò y que abusivamente se come sus tortas; ella toma otra torta y el hombre hace lo mismo y ya ella no podia soportar la ira y el deseo de gritarle al hombre su desfachatez y grosería, pues comparte con ella las tortas como si fueran de él...así siguen hasta cuando queda una sola torta en la caja y el hombre la toma la parte por la mitad y le entrega una parte a la jóven, quien no podía creer lo que estaba viendo. El hombre al rato se levanta mira sonriente a la mujer y antes de retirarse le agradece el maravilloso rato que paso en su compañía, esto llena aún más de rabia a la jóven quien se esfuerza al extremo para no gritar e insultar al hombre. Al momento la jóven busca en su cartera su maquillaje y cual será su sorpresa cuando encuentra su paquete de tortas sin abrir.... Su rostro muestra la pena que siente por lo que acaba de suceder, busca al hombre con la esperanza de encontrarlo y pedirle perdón, pues no solo ella se comió la mitad de sus tortas, sino su rostro mostró la envidia y la ira que carmomía su alma. A linda lección que refleja uno de los sentimientos más ruines del alma humana .... La envidia corroe, quita la paz y la tranqulidad y alimenta las peores pasiones que sufren muchos humanos. La envidia ha destruido familias, paises, ha causado guerra y destrucción y es un sentimiento corrosivo del alma, que destruye todo a su paso.