En tiempos muy antiguos existía un bellísimo país
denominado Siulám, gobernado por Respeto y sus consejeros Paciencia
y Perdón, donde la armonía del paisaje se mimetizaba con su
gente.
Se destacaba por la bondad de sus habitantes y la paz con la que se
vivía en él. Esta característica despertaba los celos
de otros países, que empezaron a atacarlo.
Le reina Envidia que gobernaba Matshó, no entendía por
qué a pesar de las riquezas tenía tantos conflictos en su
reino, entonces decidió enviar espías camuflados en la espuma
del mar para que descubrieran por qué Siulám gozaba de tanta
tranquilidad y alegría.
Los espías llegaron a las costas de Siulám, pero su
inteligencia limitada no les permitió entender el significado de
reinar con Respeto, Paciencia y Perdón, y regresaron al marino
país con las dudas sin responder.
La reina Envidia se puso verde al enterarse de la noticia, y pidió
el apoyo de Vehijín.
Vehijín era un país con bastos territorios y riquezas sin
par, pero su reina, llamada Intriga, era dura en intolerante, por lo que el
descontento era moneda corriente.
Ella disfrazó miles de calumnias con forma de plumas y le
pidió al viento que las arrastrara hasta Siulám
desparramándolas entre sus habitantes. Obediente el viento las
cargó en sus brazos y las dejó caer sobre cuanta persona pudo
ver a sus pies. Pero como esta gente creía en Respeto por sobre
todas las cosas, las calumnias cayeron resbalando por su piel, y
permanecieron ignoradas en el suelo durante varios días hasta que
murieron en el olvido.
Enajenadas Intriga y Envidia, convocaron a Intolerancia, reina de
LLahurí. Ella llamó a las nubes, y les pidió que
ocultaran entre sus pliegues una carga inmensa de insultos, y cuando
pasaran sobre Siulám, los arrojaran envueltos en las gotas de
lluvia. Así lo hicieron, y los insultos cayeron sobre los
habitantes.
Fueron ignorados al principio, pero con sus puntas penetrantes comenzaron
a herir la sensibilidad de las personas, que pidieron ayuda a Paciencia.
Ella con toda su calma y sabiduría, supo curar las heridas y con el
apoyo de Perdón, sus corazones obviaron los insultos, que al no
encontrar eco, volvieron hacia su origen, provocando la furia de
Intolerancia, Intriga y Envidia.
Fue tan grande el enojo de las reinas que crearon una gran
confusión entre sus súbditos, incluidos el mar, el viento y
la lluvia; que totalmente descontrolados originaron un devastador
ciclón que arrasó con los tres países.
Respeto aconsejado por Paciencia y Perdón, puso un manto de piedad
sobre los agravios y envió ayuda para los damnificados, que por
primera vez en su vida comprendieron que el respeto era algo de valor
indispensable para lograr una buena convivencia.
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