Es de madrugada cuando Diego llega a su casa. Está cansado, el trabajo de patova no es tan divertido como pensaba. Va al dormitorio de su viejo y chequea que duerme la acostumbrada mona de los viernes, no sabe si matar al viejo o a su hermanita; ella duerme con el viejo como acostumbra hace unos meses, con 11 años y ya con panza. En una de esas es mejor matarla a ella, antes que se note más el embarazo.
Diego va a la cocina y se recalienta las sobras que le dieron en el bar, siente la frustracion de no saber que hacer, no puede decidir si su viejo tendrá razón cuando dice que todas las mujeres son putas. La hermanita siempre le está encima al viejo con abrazos y mimos. Eso se cortó cuando el viejo finalmente le correspondio después de un par de tetras; desde eso ella dejó de cargosearlo, y el viejo dice que es mejor que quede en familia antes que venga cualquier groncho y se la garche.
Igual a él le da vergûenza que su hermanita espere un poco a su sobrino, otro poco a su hermano. Eso no está bien, una cosa es que jueguen y otra es esto. ¿de quién es la culpa, de ella o del viejo? alguno tiene que morir, con la muerte de uno el otro se reivindica. Si muere el viejo es porque le puso la mano encima a la hermanita, si es ella es porque es una puta que no merece ni el plato de comida que se lleva a la boca. Igual que la madre, que terminó mal por andar por ahí cobrando servicios, loca de atar la vieja, como si fuera mas importante hacer plata que cuidar las buenas costumbres. La vieja se quejaba que vivián en una casilla, es un techo, no está tan mal, Diego no entendió nunca a su mamá.
Mientras come la piza recalentada, Diego decide que tiene que actuar. También está la posibilidad de matarlos a los dos, ella es chiquita y el viejo cuando duerme el pedo es fácil de manejar, pero esa posibilidad no le gusta tanto porque quedaría él como un loco. Mientras piensa en las alternativas Diego practica nudos con una soga que encontró sobre la mesa, sin percibirlo demasiado le arma un nudo deslizante en un extremo. ¡Ma si! piensa, y se ahorca en la cocina. |