Como todas las mañanas lo veo a él mirando los diarios en el desayunador. La cara se le contorsiona más a medida que pasan los meses, me parece que nada ni nadie lo puede ayudar ya, y si bien le sigo la corriente como me han aconsejado, las mañanas se me hacen más difíciles a medida que pasa el tiempo. Respiro hondo y entro en el desayunador para compartir el comienzo de la mañana con mi marido.
Mirá, es indignante. Ahora voy a postularme a las legislativas por Buenos Aires, es una vergüenza Clistina. ¡Ni siquiera me interesa Buenos Aires!
Pero Néstor, vos venias diciendo que te sentías un poco sin nada que hacer, que ser presidente del partido no te alcanzaba para el ritmo de vida al que estás acostumbrado. Bien te va a venir la distracción ¿no te parece amor?
Pero escuchame, no puede ser. Mirá las fotos – Néstor le tira una hoja del diario sobre el café con leche a Cristina – El ojo del tipo está más torcido que el mío, es más virola que yo. No puedo entender que nadie se de cuenta.
Otra vez café volcado, desde que los chicos eran chiquitos y hasta ahora esto no había vuelto a pasar en mi mesa de desayuno. Me avergüenza el comportamiento de mi marido, ¡que esclava que me siento en este momento! Pensar que de nena, cuando soñaba con ser presidenta, venía acompañado con ser una gran señora, poder decir lo que pienso y actuar acorde a mis convicciones. La realidad es tan diferente, tener que aparentar que aguanto a este hombre porque mi imagen así lo necesita, que no puedo mostrarme indignada ante su evidente decadencia, hacerle ver que las cosas así no van más. Miro la fotografía y veo a mi marido entre la gente, una foto de lo más común, sin embargo y nobleza obliga, tengo que mentir por razones que solo la medicina dice saber. Vuelvo a mirar la imagen y lo miro a él con cara interrogativa, de estudio, intento de esa manera que suene más convincente la mentira.
Si Néstor, ese ojo parece estar más torcido que el tuyo. Pero vos bien estuviste estudiando todo esto y no hay nada que puedas hacer. Al menos no te pasó como a Carlos que fue reemplazado apenas asumió su mandato.
Si ya sé. Pero no deja de molestarme cada mañana cuando me entero. Pienso en qué dirán de mí los libros de historia, si va a ser lo mismo o similar que dicen del Carlos se me cae la cara porque yo no soy traidor, sé cuales son mis pensamientos, mis ideales. Este impostor no tiene idea lo que es pelear por ellos, dar la vida, y quiere tirar por tierra una vida de lucha.
Es que no todos los Doppelgänger son tan buenos como el de Marcelo si te lo ponés a pensar. Mirá el de Raúl que se metió justo para molestar nomás y luego se borró dejándole a él asumir todas las culpas, Carlos ya no es creíble y se quedó solo en la Rosadita. El de Marcelo al menos lo ayuda en el trabajo, es un aliado y le hace ver, claro que de una manera muy perversa, el contexto ideológico de su negocio.
Pero Marcelo y Paula se separaron y fue por él. No sé si hizo tan buen negocio Clistina.
Esa relación no parecía que fuera a durar toda la vida igual, con alguien tan machista y ególatra como Marcelo ella se iba a cansar más pronto que tarde. Lo mejor que le pudo pasar a él fue encontrarse consigo mismo y potenciarse me parece.
Mirá, lo que me queda claro es que deberíamos decir toda la verdad y que el mundo entero sepa que está plagado de otros que no son los que se conocen. Si al menos estos otros tomaran el poder cuando se muere el original, como pasó con Mirtha, todavía, el original no sufre porque no lo ve.
Y si, sería lo ideal – Ya no soporto más la conversación de todas las mañanas, no puedo comprender como Néstor no pueda admitir que hay cosas que tenemos que soportar por el bien de todos, que combatir las leyes de la vida solo traen miseria – me voy a trabajar Néstor, tratá de no angustiarte tanto y no salgas de la quinta ¿dale? - le doy un beso en la frente a mi marido, que no puede apartar la vista de sus propias fotografías en los diarios matutinos y salgo del desayunador con el corazón hecho una piedra. En el corredor se encuentra la doctora y hoy me quiero asegurar que a la noche haya una velada en paz – Dra. Por favor ¿le puede dar doble hoy?
Si señora, hoy tiene un día muy especial el Sr. Néstor, no se preocupe que cuando usted llegue vamos a intentar que él ya se encuentre durmiendo.
Cristina ¿cómo está hoy?¿Se puede hablar con él? – Daniel se encuentra preocupado, si bien no comparte mucho con Néstor las presiones que le viene haciendo estos días no lo deja dormir.
No, Daniel, hoy está peor que nunca. Si se recompone a la tarde pasará por tu oficina – no puedo dejar que Daniel lo vea en este estado, se daría cuenta de todo. La mañana en casa no termina nunca, ahí mas lejos diviso a Aníbal que se acerca con cara de preocupado.
Hola Cristina, che, me tiene muy procupado Néstor, asegura que no es él el que sale en los diarios ni en la televisión.
Ya sé Anibal, no te angusties mas de la cuenta. Desde que dejó la presidencia que no es el mismo que conocíamos, hay que ser comprensivos con Néstor y dejarlo descansar.
Subo las escaleras hacia mis habitaciones para cambiarme y partir hacia el trabajo. Estoy cansada de los aprietes, apures y manejos, al fin y al cabo ni me imaginaba que un cargo con la investidura del mío tuviera este tipo de obligaciones, estas ataduras. Entro a mi habitación principal donde me encuentro con mi otra, pulcra, prolija y con esa cara de asco que la caracteriza. Ya se encuentra algo impaciente por la espera a escondidas.
¿Cuánto tardás en tomar el desayuno con Néstor? no se puede así todos los días, con demoras desde la mañana. Metete y no jodas, que me tengo que pegar una corrida para Calafate a ver como sigue la obra.
Me prometiste hacer lo posible por solucionar el conflicto con los bancarios esta semana, no puede ser todo Calafate para vos, habíamos llegado a un acuerdo. Mirá que me voy a cansar y voy a contar todo a la opinión pública, yo no me quedaré con nada, pero vos tampoco.
¿Te vuelvo a contar la historia del Peludo Yrigoyen? ¿Te olvidaste lo que pasó cuando quiso gobernar sin la ayuda de su Doppelgänger en la segunda presidencia?, además ¿quién domina el cuarto poder sino nosotros? Dejate de bromas, ahora voy a Calafate, ya se va a solucionar lo de los bancarios.
Bueno, bueno, ya, abrí el bolsillo – nuevamente me meto dentro de ella para viajar. ¡Que sacrificios hacemos por la patria! |